Paleolítico europeo. Si bien es cierto, la hominización –de acuerdo a los restos fósiles encontrados- habría comenzado en el África, los vestigios artísticos más antiguos provienen de Europa. Datan de hace más de 30,000 años –Paleolítico superior- y provienen principalmente de Francia y España. Se le atribuyen a la escuela franco-cantábrica que pobló dicha zona desde hace unos 35,000 años hasta hace unos 10,000 años. Las técnicas que utilizaron fueron la pintura, el grabado, el relieve y la elaboración de estatuillas y otras figuras. Arte mueble También llamado arte mobiliar, esto es, se trata de objetos artísticos que se pueden transportar, mover, y que aparecen en su contexto arqueológico (es decir, en excavaciones). El arte mueble es una manifestación artesana de ajuares domésticos o personales, quizá ritual, quizá suntuaria. Por ejemplo, colgantes de piedra, hueso o concha... A menudo, objetos de utilidad práctica o votiva decorados, como puntas de arpón, puntas de lanza hechas en hueso (es decir azagayas), los llamados bastones perforados, etc. Estos utensilios suelen tener dibujos, figurativos o abstractos, grabados (tal vez, en otro tiempo, también pintados). Pero igualmente hay objetos meramente ceremoniales, mucho más que simples adornos. Por ejemplo, las pequeñas estatuillas femeninas llamadas Venus paleolíticas, plaquetas grabadas (como las de Parpalló), o estatuillas de animales como el famoso bisonte de hueso de La Madeleine, cuya función es, sin duda religiosa. Arte mueble: Ciervo grabado en un bastón perforado (Cueva de El Castillo, Cantabria) Bisonte tallado en una asta de reno procedente de Dordona (Francia) y hallado en la cueva de La Madeleine (Museo de Saint-Germain-en-Laye). El insólito gesto de la cabeza, que parece indicar que el animal intenta lamerse el flanco con la lengua, está condicionado por la forma del asta de reno. El arte prehistórico va adquiriendo con el tiempo cierta personalidad. La pieza tiene un tamaño de diez centímetros. ANÁLISIS FORMAL La obra representa un bisonte que parece que se está lamiendo el flanco (parte posterior de su cuerpo). El material y formato del asta determinó, en su momento, la concepción plástica del animal tallado. El Bisonte ha sido representado de forma naturalista, con gran verosimilitud, destacando aquellos rasgos del animal que mejor lo caracterizan. El naturalismo no significa, en todo caso, que la representación sea una reproducción exacta del animal. Se aprecia una clara simplificación de aquellos rasgos (ojos, morro, cornamenta, pelo, etc.) que hacen posible una fácil identificación del mismo. El autor demuestra gran capacidad de observación y análisis de la forma representada, ya que hasta el volumen ha sido suavemente modelado para resaltar el cuerpo del animal. Análisis perspectivo: el autor quiere mostrar el ángulo más característico del animal, para que su visión resulte completa. Para ello, no duda en torcer la cabeza del bisonte, en un gesto demasiado forzado, que propicia el que “parezca” que se está lamiendo el flanco, mientras que talla el cuerpo y las patas de perfil, de manera que se reconozca con claridad su silueta. La técnica es similar a la utilizada en la pintura parietal (recuérdense los bisontes de la cueva de Altamira), próxima a la “perspectiva tordue” (perspectiva torcida), en la que el autor combina diferentes ángulos de visión. Posible función: la figura, de pequeño tamaño, se sitúa dentro del llamado “arte mobiliar” del Paleolítico Superior, formando parte del conjunto de pequeñas esculturas y otros útiles de hueso, asta o piedra, que forman este legado. Tanto las llamadas “Venus” como estas tallas de animales parecen estar relacionadas con ciertas funciones simbólicas, entre las que destacarían las que tienen un sentido mágico-propiciatorio. La finalidad simbólica de esta talla podría estar relacionada con la misma que se le otorgaba a las pinturas parietales (magia propiciatoria, reproducción, supervivencia), dada la similitud del tema representado y de los recursos formales empleados. No obstante, el hecho de que pueda ser transportado otorga a este tipo de figurillas el carácter de “amuleto” propiciatorio para su portador. Arte parietal Denominamos así al arte que aparece en las paredes (arte mural) de las grutas, covachas y abrigos rocosos. Como se ha comentado, la mayor concentración de arte parietal se da en Europa Occidental. Casi todas las representaciones artísticas están en las zonas más profundas de las cuevas (aunque las áreas de habitación siempre estuvieron en las bocas de las cuevas). Eso no quiere decir que no haya excepciones, es decir, santuarios exteriores, como ocurre con la cueva de Laussel, Roc de Sers (Francia) o La Viña (Oviedo). El arte parietal lo componen pinturas, relieves o grabados cuyo tema principal son los animales o los signos llamados ideomorfos, pero también la figura humana. El grabado: Es un dibujo a base de finas incisiones o cortes, sobre el hueso o la roca, hecho con utensilios afilados de sílex llamados buriles. Grabado: Cabeza de caballo. Cueva del Moro (Tarifa) El relieve: Es un grabado cuyas incisiones son tan profundas que la figura se convierte en una escultura que sobresale de la roca o del hueso del soporte (como los bisontes esculpidos en la Fourneau du Diable; o el famoso pez de Gorge d'Enfer, ambas en Dordoña, Francia). Pez, posiblemente un salmón en relieve del abrigo du Poisson, Gorge d'Enfer.
Las pinturas son monócromas o bícromas (es decir, nunca se usan más de dos colores simultáneamente), aunque se aprovecha el color de la roca como complemento cromático. Para dar sensación de volumen se recurre a los degradados (al modelado y al sombreado) o se aprovechan salientes de la roca. Es un arte animalístico en el que la figura humana queda relegada a un segundo plano; también abundan los signos abstractos o esquematizaciones de órganos sexuales. Se le considera fundamentalmente descriptivo, es decir, raramente hay escenas (y cuando se encuentran, probablemente no sean hechos reales, sino simbólicos, es decir, mitogramas), la composición de las figuras es yuxtapuesta, con un significado más simbólico que real, y sin dar la sensación de un movimiento natural (aunque éste se exprese por medio de ciertos convencionalismos). Arte parietal: Animales pintados en la cueva de La Pileta (Benaoján, Málaga) Las estatuillas: son pequeñas esculturas de piedra o de hueso, talladas por todos los lados. Casi siempre son figuritas femeninas llamadas Venus paleolíticas (Venus de Brassempouy, en Francia). Las estatuillas son el tipo de arte paleolítico más extendido de Europa, con importantes escuelas, no sólo en el área francesa, sino también en Europa Central y del Este (como se verá más adelante). Las estatuillas femeninas y de animales son muy antiguas, pero en Francia y en España, al parecer, la estatuaria animal es propia de la última fase del Paleolítico Superior. A menudo, las estatuillas aparecen adornando instrumentos de uso práctico, como bastones perforados y propulsores. Venus de Brassempouy La venus de Brassempouy o Dama de Brassempouy es un fragmento de estatuilla femenina de marfil. Se data en el Paleolítico Superior (entre 29 000 y 22 000 años de antigüedad) y es una de las más antiguas representaciones detalladas del rostro humano. Es, por tanto, contemporánea de otras tantas Venus prehistóricas como las de Laussel, Lespugue, Willendorf o Dolní Věstonice, entre otras), aunque ésta es diferente en cuanto al detalle con el que se representa el rostro (ausente o desdibujado en las demás). Vista frontal y lateral de la Venus de Brassempouy.
Venus de Willendorf. La Venus de Willendorf, es una estatuilla antropomorfa femenina de 20 000 o 22 000 años de antigüedad. La obra lleva el nombre del sitio a la vera del Danubio donde fue descubierta en 1908 por el arqueólogo austriaco Josef Szombathy. Es una figura obesa, de vientre abultado y enormes senos. Esta imagen de la mujer gorda que está completamente desnuda también era usual en las esculturas egipcias, griegas y babilónicas del período Neolítico. Venus de Willendorf. La figura masculina: A veces aparecen hombres de rasgos grotescos y órganos sexuales muy detallados que, en cambio, tienen la cara desdibujada. En algunas ocasiones, se les añaden rasgos de animales (cuernos, crines, colas, pieles), antepasados mágicos de naturaleza híbrida (el tótem de la tribu), o magos disfrazados y enmascarados para las ceremonias (el chamán o hechicero).
La figura masculina: Hechicero zoomorfo de Le Gabillou (Francia) La figura femenina: Es mucho más abundante, son las llamadas venus paleolíticas: mujeres desnudas, con atributos sexuales muy marcados. También aquí, las caras suelen estar desdibujadas; distinguimos dos tipos, el modelo antiguo es el de una mujer gruesa, con marcada esteatopigia, cuya silueta puede inscribirse en un rombo, por lo que suelen llamarse Venus losángicas y son propias del Auriñaciense y del Gravetiense. El segundo tipo es el de mujeres estilizadas que aparecen en la última fase del Paleolítico europeo, el Magdaleniense. De cualquier modo, quizá fueran representaciones de la madre naturaleza, diosas de la fecundidad o, cosa más difícil de comprobar, ideales de belleza de aquella época.
La figura femenina: Venus de Lespugue. Alto Garona (Francia)
La naturaleza del arte paleolítico. La función del arte paleolítico es totalmente desconocida. Al principio se pensó que estas obras de arte se hacían sólo por motivos estéticos (el arte por el arte), y aunque nadie niega el alto sentido estético de estas representaciones, éste parece ser un factor secundario. Sin duda este arte era de carácter mágico o religioso. No se pueden hacer más precisiones, como mucho, se pueden formular varias teorías, pero sin pruebas definitivas. Las propuestas más habituales son el totemismo, el chamanismo, la magia propiciatoria, la fecundidad y el dualismo de la naturaleza. En realidad es posible que todas las teorías tengan algo de verdad, que sólo tomándolas todas juntas se pueda interpretar el significado del arte paleolítico.
El animal-tótem Definición. Un tótem es un objeto, ser o animal sobrenatural, que en las mitologías de algunas culturas se toma como emblema de la tribu o del individuo; éste puede incluir una diversidad de atributos y significados. En el totemismo, se entiende también como el principio u origen de un determinado grupo humano, que se cree descendiente de ese tótem, animal, vegetal u objeto inanimado. En este sentido, aunque el término proviene de la cultura Ojibwa, originaria de América del Norte, el totemismo puede observarse a lo largo de la evolución de las sociedades humanas en otros continentes y eras. El animal-tótem establece, por un lado, un vínculo espiritual entre el ser humano y la naturaleza y, por otro, es un factor de cohesión del grupo, ya que los individuos se sienten identificados con el símbolo que representa a su comunidad. En efecto, ciertas figuras representarían los espíritus del antepasado mítico de la tribu, el citado animal-tótem, una mezcla de hombre y animal. Estaría por tanto asociado al culto a los ancestros y a la reencarnación del humano en animal en otra vida.
El chamanismo: Ante la imposibilidad de explicar todas las representaciones conocidas ciertos antropólogos extrapolaron también las ideas animistas, según las cuales todas las cosas vivas poseen un espíritu sobrenatural que las anima. Esta interpretación es compatible con el totemismo y a veces se confunden. Los intermediarios entre el mudo anímico y sobrenatural y el mundo material serían los brujos o chamanes y utilizarían las cuevas pintadas como santuarios prohibidos a los no iniciados, lugares sagrados en los que se celebraban rituales minoritarios, reservados a unos pocos elegidos (retiros, ayunos, meditaciones, sueños premonitorios...): a veces, el brujo o chamán se colocaba una máscara, se disfrazaba y, con plantas alucinógenas y música repetitiva, entraba en trance, comunicándose con los espíritus.
Leopoldo Larubia en su artículo "Nexos antropofilosóficos: la abstracción en el arte pre-histórico y las vanguardias" recoge la posición de Clottes, quien se alinea también con la atribución al chamanismo como origen y estructurador del arte paleolítico:
"Para Clottes, el arte paleolítico es testimonio de una forma de religión chamánica. Las gentes del
paleolítico superior, nuestros directos antecesores, tenían un sistema nervioso idéntico al nuestro y, por
lo tanto, podrían llegar a tener estados de conciencia alterada que interpretarían a su manera. Sabemos
que repetida y deliberadamente entraban en la profundidad de las cuevas para plasmar representaciones,
no para vivir allí, y eso ocurrió durante inmensos periodos de tiempo. También sabemos que en todo
lugar y en toda suerte de mitologías, el mundo subterráneo ha sido considerado como el reino de lo
sobrenatural, de los dioses, la muerte o los espíritus. Ir allí era aventurarse en el otro mundo para
reunirse con sus moradores. La analogía con los viajes del alma del chamán es obvia. Además, las
experiencias de espeleólogos contemporáneos avalan las propiedades alucinógenas de las cuevas. Estas
alucinaciones accidentales se deben al frío, la humedad, la fatiga, y la falta de estímulos externos. Cuando
los magdalenienses o sus predecesores iban a la profundidad de las cuevas, sabían que penetraban en el
mundo de lo sobrenatural y esperaban encontrarse allí con los espíritus. En tal estado mental, reforzado
por la tradición, la posibilidad de tener visiones se acrecentaba. De este modo, las cuevas tenían una
doble función: facilitar las visiones y acceder a los poderes a través de la pared, que era una suerte de velo
entre el otro mundo y el nuestro" (12).
La magia simpática o propiciatoria y la fecundidad. La magia simpática podría denominarse como la creencia de que con ayuda de algún tipo de pintura rupestre y algún tipo de magia o dios se lograría obtener un resultado favorable. De ese modo cuando un hombre pintaba un animal herido, la "magia simpática" hería al animal real y la caza se hacía más fácil. También se pintaba a las mujeres con anchas caderas y pechos grandes, (símbolo de maternidad) con la creencia de que éstas se harían más fértiles. Esta teoría justificaría que los animales representados fueran hembras preñadas y también que haya animales heridos por lanzas. Las venus serían diosas de la fecundidad que traerían la abundancia (por eso se las representaría obesas) y las figuras masculinas serían los hechiceros en plena ceremonia. Las manos serían la firma de los participantes en las ceremonias, y aquellos que pasaban a pertenecer a la categoría de cazadores adultos. Asimismo, la representación de animales peligrosos "no comestibles" era una forma de controlarlos, y alejarlos de las presas que el ser humano anhelaba. Manos de la gruta Gargas (Altos Pirineos)
El dualismo de la naturaleza: La teoría más ambiciosa (propuesta por el francés André Leroi-Gourhan) parte de un paradigma estructuralista y entiende el arte paleolítico como la manifestación de una serie de religiones que comparten una tradición común en la que los animales, los signos abstractos y símbolos sexuales masculinos o femeninos representarían a las dos fuerzas opuestas de la naturaleza en conflicto y renovación constante. A esto se añade la idea de Annette Laming-Emperaire que sostiene que tales fuerzas son lo masculino y lo femenino: La mujer sería el bisonte y el toro, mientras que el hombre sería el caballo. Del mismo modo, las armas representarían al hombre y las heridas y la sangre a la mujer. También el papel de uno y otro sería opuesto: la mujer, una venus obesa generadora, y el hombre grotesco, cazador y destructor. Cueva de Altamira. En esta caverna existen unas ciento cincuenta pinturas, distribuidas en los muros y en el techo, pero el lugar más importante de la gruta es una cámara de 5 metros, en donde los grafos se elaboraron en el techo desnivelado, aprovechando así las protuberancias de la superficie rocosa para dar relieve a las figuras humanas y animales, especialmente bisontes -unos dieciocho- en un grupo de grafos policromáticos de gran detalle y realismo. Las composiciones de Altamira carecen de un sentido de conjunto y muchas veces las imágenes fueron superpuestas sobre otras más antiguas, circunstancia que confirma el propósito mágico-religioso y no meramente decorativo. Techo de Cueva de Altamira.
La cueva de Lascaux. La elaboración de pinturas rupestres en Francia comenzó en el año 30.000 a. C. atribuidas a la cultura auriñaciense en la gruta de Aurignac. Alcanzaron su máximo esplendor entre 14.000 y 13.000 años a. C., en la cueva de Lascaux. En esta caverna son representados caballos, ciervos y otros animales. Las pinturas de la cueva de Lascaux se caracterizan por poseer contornos marcados con negros, para destacar la imagen y polvos de colores, para resaltar los efectos cromáticos. Lascaux UNA VISITA VIRTUAL A LAS CUEVAS DE LASCAUX VISITA LAS CUEVAS DE LASCAUX (FRANCIA) Y PROFUNDIZA EN EL ARTE RUPESTRE EN LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:
http://www.culture.gouv.fr/culture/arcnat/lascaux/en/
Neolítico.
El Neolítico (Nueva Edad de Piedra) —por contraposición al Paleolítico (Antigua Edad de Piedra)— es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. El término fue acuñado por John Lubbock en su obra de 1865 que lleva por título Prehistoric Times. Proviene del griego νέος, néos: ‘nuevo’; λίθος, líthos: ‘piedra’. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy en día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería. Con la última glaciación se inició el paso del Paleolítico al Neolítico, llamado Mesolítico, periodo en el que comenzó un proceso de degradación desértica. La economía de las colectividades humanas no cambió súbitamente (la base alimenticia siguió centrada en la caza y la pesca), pero la escasez de alimentos mantuvo muy reducidos los grupos humanos. Culturalmente, fue característico el trabajo del sílex en microlitos. Como innovación técnica apareció el hacha de talón (al principio sin afilar). Debido a la localización de los depósitos de materias primas se inició el trueque y, con él, el transporte en barcas y rastras. Empezaron a utilizarse ornamentos con dibujos no figurativos. También comenzó la domesticación de animales y aparecieron las primeras formas de agricultura y alfarería. Las culturas mesolíticas se extendieron por Europa, Norte de África y Palestina. La revolución Neolítica consistió en la introducción del cultivo de plantas y de la cría de ganado, consiguiéndose la producción de alimentos, junto con importantes progresos técnicos. La nueva economía estaba representada por agricultores que, a la vez, criaban ovejas, cabras, bovinos, cerdos y vivían agrupados en poblados. Se servían de útiles pulimentados. Realizaban alfarería, hilados y tejidos. Todo ello, dio lugar a que la población experimentara un considerable aumento. Se iniciaron activos intercambios, que pusieron en relación las diversas culturas existentes. Empezaron a percibirse adelantos en el transporte, tanto en el fluvial (barcas de piel animal), como en el terrestre (carros de ruedas macizas tirados por renos, bovinos y, más tarde, caballos).
Arte neolítico.
En lugar de las minuciosas representaciones fieles a la naturaleza, plenas de cariño y paciencia para los detalles del modelo correspondiente, encontramos por todas partes signos ideográficos, esquemáticos y convencionales, que indican más que reproducen el objeto. El arte neolítico tiende ahora a fijar la idea, el concepto, la sustancia de las cosas, es decir a crear símbolos en vez de imágenes. El cambio de estilo que conduce a estas formas de arte completamente abstractas depende de un giro general de la cultura, que representa quizá el corte más profundo que ha existido en la historia de la humanidad.
El neolítico y la abstracción artística
Esta nueva manera de entender el arte del hombre del neolítico ha sido la causa de que muchos críticos e historiadores del arte atribuyan a este momento histórico como el del inicio de la abstracción en el arte.
En ese sentido afirma Leopoldo Larubia en su artículo "Nexos antropofilosóficos. La abstracción en el arte pre-histórico y las vanguardias", basándose a sus vez en Giedion, que no sólo el hombre de esta época se sirvió de la abstacción sino que explica los diferentes tipos de abtracción que habría utilizado:
La representación neolítica, semiabstracta, esquemática, es de una calidad -como su antecesora
paleolítica- estética que habría sido el punto de partida para ulteriores representaciones pictográficas, tal
y como sostiene George Elliott en Entre el ver y el pensar (7) o el propio Sigfried Giedion en El presente
eterno, donde vincula acertadamente el arte primevo con el arte de las vanguardias históricas y donde
plantea los distintos tipos (no grados, que sólo son planteados en el cuarto tipo de abstracción) de
abstracción (8) utilizados por los "artistas" paleolíticos, que no serían otros que:
"El tipo más usual de abstracción se obtiene mediante la concentración y simplificación de la forma
natural, por ejemplo de un animal. Es éste un rasgo generalizado y determinante del arte primevo, y
en él se incluye el llamado arte naturalista del periodo magdaleniense. No se puede trazar
tajantemente la línea divisoria entre las representaciones fácilmente reconocibles y más abstractas
de las formas naturales.
Un segundo tipo de abstracción es el empleo de formas inexistentes en la naturaleza, y a las que
se ha dotado de un significado simbólico conocido solamente por los iniciados.
Un tercer tipo consiste en la mezcla de temas naturales transformados con símbolos abstractos.
En un cuarto tipo, el empeño de concentración y simplificación se lleva tan lejos que el tema
original ya no es reconocible para el ojo no iniciado. La forma ha devenido inexplicable, y hoy en
día su significado a menudo sólo puede ser conjetural. Para los iniciados, sin embargo, este
alejamiento extremo de la grosera y terrenal forma natural elevaba la representación a un nivel
superior de potencia, transformándola en símbolo (9) mágico.
Ya en el periodo auriñaciense se encuentran ejemplos de este tipo de abstracción, pero su dominio
llega a ser absoluto en las últimas fases de la Edad del Bronce y los comienzos de la del Hierro"
(Giedion 2000: 46).
Sin llegar a ese grado de abstracción de este cuarto tipo del que habla Giedion en el que "el tema original
ya no es reconocible para el ojo no iniciado", Picasso realiza un interesante estudio en once fases en las
que pasa de un toro de tipo más bien naturalista a un toro cuasiabstracto que, de haber pasado alguna
que otra fase más podría convertirse en la representación irreconocible de un toro. Hasta la fase décimo
primera no se puede hablar aún, eso sí, de dibujo abstracto, porque se reconoce la figura:
Este ejercicio, que bien podría considerarse un ejercicio de fenomenológico (10) en el arte, donde se va
prescindiendo del "ropaje externo" para centrarse en "la cosa misma" es un eficaz medio de expresión a
través de la historia del arte, desde le Paleolítico a las vanguardias.
Pero atrevámonos nosotros a ir más lejos basándonos en el estudio de Picasso con objeto de completar
todas las fases del cuarto tipo de abstracción según Giedion, de manera que el tema original ya no sea
reconocible para el ojo no iniciado y con un estilo más neolítico y menos vanguardista de tal manera que
logremos visualizar en qué medida el arte puede convertirse en abstracto por este camino (11):
En estas antepenúltima y penúltima fase se sigue buceando en la abstracción para en la última fase
sumergirse en ella, y este alejamiento extremo de la grosera y terrenal forma natural eleva, según
Giedion, la representación a un nivel superior de potencia, transformándola en símbolo mágico.
En este mismo sentido Theo Van Doesburg lleva a cabo un interesantísimo estudio sobre el otro género
respecto al tema picassiano. En este caso versa sobre una vaca. El siguiente cuadro, denominado
Composición. La vaca, lo pintó Theo van Doesburg en 1917.
Entre 1910 y 1918, los pintores abstractos se esforzaron en manifestar una depuración progresiva de la
realidad, como lo atestiguan los análisis de Van Doesburg.
Tenemos un ejemplo en esta secuencia de imágenes de la abstracción de una vaca:
Van Doesburg interpretó pictóricamente así una vaca a partir de formas geométricas que, sin retratar a
la vaca, hacen referencia a ella. Podemos identificar las patas, el cuello y la cabeza.
Doesburg llega, finalmente a Composición, donde ya no hay ninguna referencia al animal.
El espectador ha estado acostumbrado siempre a relacionar las imágenes artísticas con el mundo visible,
y juzgar si se corresponden o no con la apariencia de las cosas. El abstraccionismo quiere romper con
esta forma de concebir el fenómeno artístico, enfrentándose sólo a las formas, colores, textura,
composición, etc.
La fruición estética no depende necesariamente de que sepamos a qué se refiere o a qué se parece una
obra abstracta. Probablemente, Van Doesburg elaboró su esquema de realización de este cuadro para
demostrar que no es necesario que el espectador sepa cuál es referente real de la pintura o para que
encuentre en ella el significante que le dio origen (de tenerlo), sino para que la aprecie como la obra de
arte que es o quizás con objeto de hacer una destilación de elementos de la realidad para concentrarse en
otros aspectos que bien pueden estar relacionados con el propio objeto que se representa o bien con la
representación de la mera sensibilidad del autor.
En este mismo sentido, también Piet Mondrian se expresa en su Estudio de árboles:
En las dos primeras representaciones tenemos sendas pintura realistas, mientras que en cas todas las
demás, en diferentes grados nos encontrmos con un proceso abstractivo que desemboca, finalmente, en
un reprsentación abstracta donde se pierde toda vinculación evidente con el motivo original.
Monumentos megalíticos
Los menhires: monolitos verticales ocasionalmente antropomorfos, con los que se hacía culto al sol. Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada, dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga. Alineamientos de Carnac, Francia. Los dólmenes: sepulturas construidas con dos o más piedras verticales cubiertas por una losa horizontal.
Alineamientos de Carnac, Francia.
Los dólmenes: sepulturas construidas con dos o más piedras verticales cubiertas por una losa horizontal.
Mores Cerdeña, Dolmen Sa Coveccada
Los crómlechs: conjuntos de menhires y dólmenes de forma circular que solían tener carácter religioso.
Crómlech de Swinside, Inglaterra.
El arte mueble neolítico. El arte mueble neolítico es aquel que se desarrolla a partir del 8,000 a.C. y consiste fundamentalmente en cerámica, objetos de uso cotidiano, así como ornamentales y ceremoniales. Existen dos principales variantes de ceramios, por un lado la cerámica impresa cardial, que es la más antigua y se caracteriza por impresiones hechas a base de conchas de moluscos.
Cerámica cardial de la cueva de la Aumidiella, España
Por otro lado está la cerámica de bandas, que es incisa y con decoraciones geométricas hechas en forma de cintas.
Cerámica de bandas
En lo referente al ámbito de los adornos, éstos suelen ser brazaletes de esquisto en forma de anilla, cuentas de collar de diversos materiales (piedra, hueso, concha...), colgantes hechos con hueso, o con colmillos de animal, figurillas y objetos de utilidad práctica decorados, casi siempre con motivos abstractos. Al final del Neolítico aparecen los primeros objetos ornamentales hechos de cobre nativo martilleado.
collares neolíticos.
Arte rupestre. El término «rupestre» deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca), aunque también es sinónimo de primitivo. De modo que, en un sentido estricto, rupestre haría referencia a cualquier actividad humana sobre las paredes de cavernas, covachas, abrigos rocosos e, incluso farallones o barrancos, entre otros. Se cree que estas pinturas están asociadas con un carácter mágico-religioso para propiciar la caza. Mientras que en el Paleolítico las pinturas rupestres simbolizan principalmente animales y líneas, en el Neolítico vemos que representaban animales, seres humanos, el medio ambiente y manos, además del comportamiento de las colectividades y su interacción con el entorno, tanto físico, como espiritual. Con frecuencia se encuentran animales heridos por flechas. Principalmente se usaban uno o dos colores, de origen vegetal, como el carbón vegetal, heces, compuestos minerales como la arcilla, mezclados con aglutinante orgánico, resina o grasa. Estos pigmentos se aplicaron con los dedos (pintura dactilar) o con algún instrumento a manera de pincel. En muchos sitios rupestres es posible reconocer la impronta de los dedos o de la mano completa, lo que sugiere una aplicación directa del pigmento; pero también se advierten trazos muy finos o, por el contrario, áreas muy grandes, que debieron ser realizadas con algún instrumento (pinceles o hisopos). También existe un tipo especial de pintura que se denomina negativa y que se realizó soplando desde la boca el pigmento pulverizado sobre un objeto (por ejemplo, la mano), dando como resultado una imagen de su contorno.
Descubrimiento del Arte Rupestre en Europa
Hasta mediados del siglo XIX en Europa, se habían encontrado en algunas cuevas, numerosos objetos “prehistóricos” elaborados en piedra o hueso con representaciones talladas de animales; pero no fue sino hasta 1879 cuando se descubrieron las primeras pinturas rupestres. Marcelino Sanz de Sautuola, junto con su pequeña hija María, hallaron en el techo de una cueva en Altamira (Santander, España), un excepcional conjunto de bisontes multicolores. A este hallazgo, que fue presentado ante la comunidad científica en 1880, se le negó en un principio su autenticidad, pues se consideraba que este tipo de representaciones no correspondían con la primitiva capacidad técnica y mental que, se creía, poseía la sociedad prehistórica. Sin embargo, este panorama cambiaría totalmente gracias a posteriores hallazgos de otros sitios rupestres en España y Francia. Uno de los principales detractores de Sautuola, el francés Cartailhac, terminó por aceptar el descubrimiento con la publicación de un artículo titulado Mea culpa de un escéptico. A partir de entonces, la comunidad científica no ha descansado en la búsqueda y el estudio de manifestaciones rupestres alrededor del mundo.
¿Qué es un petroglifo?
Se conoce como petroglifo a una imagen que ha sido grabada en la superficies rocosas (del griego petros: piedra y griphein: grabar). También conocidas como grabados rupestres, estas manifestaciones fueron elaboradas al sustraer material de la superficie rocosa con instrumentos de una dureza superior. Para lograrlo, el antiguo ejecutor pudo utilizar punteros de piedra u otros elementos elaborados específicamente para tal fin, pero no es frecuente hallar herramientas de este tipo que se puedan asociar con algún sitio rupestre. Lo común, en cambio, ha sido encontrar fragmentos de roca tallada (lascas) que podrían evidenciar que los instrumentos se realizaban en el mismo sitio y que no se trataba de objetos muy elaborados, pues su vida útil era muy corta. Es posible que el instrumento utilizado se destruyera en la acción de grabar y por eso no se puede encontrar hoy en día. Son el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura. Su uso como forma de comunicación se data hacia el 10.000 a. C. y puede llegar hasta los tiempos modernos en algunas culturas y lugares.
Un petroglifo donde se ve una hilera de muflones cerca de Moab, Utah, Estados Unidos.
Cronología de las civilizaciones de la Antigüedad
Preguntas sobre el módulo:
1. ¿Cómo era la representación de la mujer en el arte Paleolítico?
2. ¿Qué es el arte rupestre?
3. ¿Qué es la magia simpática o propiciatoria y qué relación tiene con el arte rupestre?
4. ¿Qué es un petroglifo?
5. ¿Qué son los menhires?
6. ¿Qué son los dólmenes?
7. ¿Qué son los crómlechs?
8. Explica alguna de las hipótesis que intentan explicar la naturaleza del arte Paleolítico.