martes, 15 de mayo de 2012

módulo 4, Ha.del arte: Arte del antiguo Egipto

La naturaleza del arte egipcio.

Sería bueno comenzar mencionando lo que plantea Francisco J. Martín en su artículo “El concepto del arte en el antiguo Egipto” con respecto al concepto del arte y su aplicación a dicha cultura.
Sostiene Martín que la primera diferencia con lo que entendemos ahora por arte radica en la caracterización de autor.
Salvo casos excepcionales como Ni-Anj-Ptah, en la mastaba de Ptah-Hotep, no se solía conocer el nombre de los artistas o artesanos egipcios.
El artista es un ejecutor anónimo, es un artesano que cumple unas normas preestablecidas, no es un creador. En el arte egipcio no se estima la originalidad sino la precisión con la que el artista realiza los encargos y la solidez de éstos.
Otra de las diferencias –en realidad ligada de algún modo a la anterior- que señala Martín, es la de que en la lengua egipcia no existe una palabra equivalente a “arte”: “en la lengua egipcia, NEFER, significaba ‘lo bello’, también ‘lo bueno’. Pero para expresar el concepto de ‘perfecto, de buena disposición o factura’ empleaban el término MENEJ y para referirse al autor de la obra hablaban del REJIU, u ‘hombre conocedor, experto’”.
Martín hace referencia también a la relación intrínseca que tuvo su “arte” con la religión:
“El egipcio, en suma, apreciaba los objetos bien realizados, bellos. Como decía Aldred, además ‘si el antiguo Egipto tuvo conciencia del ‘arte’, esta conciencia no pudo existir por encima de la de su experiencia religiosa’”.
Así, de acuerdo a Martín, sería prácticamente imposible entender el arte egipcio sin tener presente sus relaciones con la religión y con la magia.
En ese sentido nos recuerda que los egipcios tenían la creencia en la existencia de fuerzas sutiles positivas que atraer y negativas que conjurar: “En suma, los egipcios creían que la preservación de la Maat u Orden Cósmico del primer día de la Creación, de cuyo mantenimiento respondía el rey ante los dioses, debía imperar en cada rincón de la vida”.
Hubo una ordenación del mundo a partir de un caos (por los dioses) y esa construcción es perfecta. Por eso las aguas del Nilo llegan puntuales todos los años. Tal perfección hay que conservarla tal y como nos fue dada por los dioses y conservar se convierte en una constante: conservar el cuerpo, conservar el arte, perdurabilidad, eternidad.
El encargado de conservar ese orden es el Faraón, una figura política que nace de la necesidad de coordinar los trabajos agrícolas: construcción de canales de riego y de drenaje, coordinación entre la cuenca alto, media y baja, etc y que llegó a ser tan vital para los egipcios que lo divinizaron en vida.
A nivel de estado, el faraón debe conservar el orden divino reuniendo al Alto y al Bajo Nilo. Cuando el orden se rompe, el pueblo echará la culpa al Faraón. Se paraleliza Estado y mundo.

Representación de Maat como la diosa doblemente alada en el Museo del Louvre de París.

Maat, símbolo de la Verdad, la Justicia y la Armonía cósmica; también era representada como diosa, la hija de Ra en la mitología egipcia.

Fundamentalmente, maat es un concepto abstracto de justicia universal, de equilibrio y armonía cósmicos que imperan en el mundo desde su origen y es necesario conservar. Resume la cosmovisión egipcia, similar a la noción de armonía y areté, propia del mundo helénico, o a la idea de virtud, del mundo judeo-cristiano.

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Así, el artista, a diferencia de lo que ocurren en el arte contemporáneo, entendía estar desarrollando un oficio divino, que de algún modo lo emparentaba con los dioses, en especial con el dios Ptah de Menfis, como nos recuerda Martín: “Este dios, también llamado en los más antiguos textos Ta-Tchenen que significaba ‘la tierra que emerge (de entre las aguas en el día de la creación del mundo)’, era el patrono de los artistas. Era de esa tierra emergida de donde el hombre extraería los materiales con los que construir, esculpir, modelar o pintar las formas de la vida que bullía a su alrededor. No en balde, el Sumo Sacerdote del dios Ptah de Menfis era llamado ‘El Gran Inspector de los artesanos’ (wr xrp Hm.wt). Desde el templo de Ptah de Menfis, el dios creador del primer día, salían las instrucciones para todos los talleres de Egipto en cuanto se refería a cánones y reglas de ejecución de las obras perfectas y útiles. Se trataba de impulsar ‘la creación’ de nuevos objetos que tendrían su vida propia por medio de la magia vitalizadora….y esta es otra de las claves del arte egipcio: ninguna decoración, forma o adorno lo eran, pura y simplemente, un mayor placer contemplativo de parte del posible espectador. Por el contrario se trataba de formas vivas que debían propiciar las fuerzas sutiles positivas y conjurar las negativas. De este modo nuestros ojos deberán ver en lo sucesivo, no un plato decorado con peces y flores de loto, sino la tilapia nilotica, símbolo de la diosa diosa Neith, hermana de Osiris, y la regeneración de la vida que brinda el loto primordial del que surgió el niño-dios Ra en el día primigenio”.
Por eso, como señala también Enrique Valdearcos en su artículo “El arte egipcio”, es imposible desligar el arte de la religión en Egipto: “Por otro lado el arte es soporte de toda una iconografía religiosa y de poder. La imagen encierra toda una simbología que la exime de cualquier función estética. Se trata de transmitir el mensaje de la forma más clara posible. por eso nunca se liberaron de la imagen conceptual, de la técnica completiva por la que el retrato se compone de varios elementos mentalmente unidos y ópticamente incoherentes. Por eso también renuncian a la perspectiva, para dar más claridad al mensaje. Por eso en escultura la frontalidad es sagrada, con unas reglas fijas que se repiten”.

De ese modo, las imágenes de los dioses, los reyes y los hombres se representan de algún modo encarnando virtudes, como actos piadosos o escenas familiares y de respeto social, mientras que las de las fuerzas negativas tienden a su neutralización o disminución: “se quiebran o se representan fragmentadas, ‘dominadas’ de la magia imitativa de su figuración sin cabeza o con su cuerpo cortado en dos. El llamado arte egipcio refleja, de este modo, de manera casi habitual el mundo idealizado en el que seres humanos ‘serenos y afortunados actúan de manera racional’, con arreglo a la Maat”.

Cuando se trata de representaciones violentas, como de reyes en batalla o sacrificios rituales, debemos entenderlas como “dominación del caos para imponer el orden moral y cósmico en la tierra egipcia.”

Dicha concepción del mundo se traduce también en la elección de los materiales y de las formas a la hora de plasmar sus inquietudes estéticas como señala también Valdearcos:

“Pero la imagen símbolo debe ser también duradera, eterna, para ser buena. Siempre se prefiere macizo mejor que vano, las formas puras y geométricas que dan la visión de orden pero también son más duraderas, adintelación mejor que arcos, rectas mejor que curvas, soportes simples pero enormes, materiales sólidos y eternos, la piedra en vez del ladrillo, esculturas bloque, etc”.

Juicio de Osiris.

El origen del arte egipcio.

Las primeras manifestaciones artísticas egipcias habrían aparecido hacia el séptimo milenio A.C. y se trataría de arte rupestre encontrado en el Valle del Nilo: “Se trataba de grafitos realizados en los acantilados que bordean el Nilo en el Alto Egipto y en Nubia. Se trata de dibujos geométricos, círculos y semicírculos concéntricos y representaciones abstractas cuyo exacto significado no nos es conocido”.

Posteriormente irán apareciendo los temas figurativos: “Se verán dibujos de animales y cazadores que los persiguen con sus armas en las manos. Las representaciones de ganado y de barcos se pueden ubicar en el desarrollo de las culturas neolíticas del Alto Egipto y de Nubia”.



Arte rupestre en la Caverna de los nadadores en el remoto Egipto.


La geografía y su influencia en el arte egipcio.

El arte egipcio tendió a ser autoreferencial, es decir, la geografía del país lo aisló de algún modo de otros pueblos haciendo de su arte una disciplina que evolucionó en base a su propio movimiento interno más que a influencias externas.
Egipto está prácticamente rodeado de desierto o de mar. Sus límites son: por el oeste, el desierto de Libia; por el este, el desierto de Arabia; por el norte el mar Mediterráneo y por el sur el macizo de Etiopía y el desierto de Nubia.
La presencia del río Nilo jugó un rol fundamental en su historia. Dicho río prácticamente lo atraviesa de sur a norte, dándole vida a un país que de otro modo sería prácticamente inhabitable.
El Nilo crea un estrecho valle cuyas dimensiones varían desde los 5 a los 30 Km. No debe sorprendernos por tanto el carácter sagrado que el Antiguo Egipto otorgó a dicho río (Heródoto decía con toda razón que “Egipto era un don del Nilo”).
Dicho carácter fluvial repercute en el arte ya que las pinturas y relieves encontrados, especialmente en las tumbas, reflejan la importancia del río en todos los aspectos de la vida.
Egipto está dividido en dos zonas: el Bajo Egipto, que es la zona del Norte, la zona del delta, y el Alto Egipto, que es la zona del sur, a partir de Memphis. Estas dos zonas van a estar representadas de forma iconográfica en dos flores: la flor del papiro representa el Bajo Egipto, mientras que la flor de loto representa el Alto Egipto.

el río Nilo

La escritura egipcia.
La escritura aparece en torno al año 3000 y los egipcios atribuían su creación al dios de la sabiduría, Thot. Hay tres tipos de escritura egipcia:
• Escritura jeroglífica, que es la más conocida. Es fundamentalmente monumental (está asociada a los monumentos) y se realiza en relieve. Va a tener una interpretación muy difícil (a veces se lee de izquierda a derecha y otras veces de modo contrario, etc.).
• Escritura hierática, que es una escritura cursiva, abreviada de la anterior, más usada en la vida común. Aparece en los textos.
• Escritura demótica, que es más rápida y más popular. Es la que aparece más tardíamente y es la que se usa en Egipto hasta la invasión romana.
• Del jeroglífico al demótico.


escritura en relieve

Es a partir de la invasión napoleónica cuando se comienza a descifrar la escritura egipcia. Sabios franceses como Denon (un grabador que hace una obra ilustrada de Egipto, que va a ser punto de arranque de la egiptología) y Champolión serán fundamentales en la decodificación de la misma.
Éste último consigue interpretar en 1822 la famosa piedra Rosetta, la cual es una piedra de basalto que tiene una inscripción trilingüe, en egipcio jeroglífico, griego y egipcio demótico, que reproduce un decreto de Ptolomeo V.
En 1923, los arqueólogos Carter y Carnavon abren la primera tumba inviolada, la de Tutankamón.


Historia.

El periodo Pre-dinástico está marcado por la división de Egipto en dos grandes reinos en los que se agrupan los antiguos habitantes de la zona, de ascendencia camita.
Por un lado está el Reino de Butto, situado al norte, es el Bajo Egipto. Se dedica a la agricultura y al comercio y su distintivo es una corona truncada y roja que está adornada con la cobra o ureus.
Por el otro está el Reino de Nejeb o Nekhen, situado al sur de Egipto, es el Alto Egipto. Se dedica a la ganadería y es un pueblo más belicoso. Su distintivo es una corona blanca y alta coronada por un buitre.

El periodo dinástico comienza con la fusión de estos reinos a través del rey Menes, a quien se le conocerá como "Señor de las dos tierras".

Organización social.

Estamos hablando de un pueblo jerarquizado, lo cual se va a reflejar en su arte, específicamente en el tamaño en las representaciones de los distintos estamentos.

A la cabeza, está el Faraón, quien es considerado como un dios y al que se suele representar con una doble corona, los brazos cruzados sobre el pecho y toda una serie de elementos iconográficos de valor simbólico, tales como una mano sosteniendo un flagelo (látigo) con tres flecos dorados y en la otra un cetro (o cayado) curvado vestigio de la vida que llevaba en un principio el pueblo egipcio cuando era nómada. Estos símbolos también los va a llevar el dios Osiris.
Barba postiza para determinadas ceremonias, que era puntiaguda, sobresalía y a veces termina en una pequeña curva.
El nemes, una tela rallada que lleva sobre la cabeza ceñida sobre la frente y que cae sobre los hombros de forma más o menos triangular. Este atributo también pueden llevarlo otros miembros de la familia real, para distinguirlo sólo el faraón llevará encima la cobra o ureus.

Luego venía la nobleza, que por lo general desempeñaba funciones administrativas y de gobierno. Estaban por encima del pueblo llano, que se dedicaba al comercio, a la agricultura y a la ganadería.

Más abajo estaban los esclavos.

Había sin embargo una clase de suma importancia en la dinámica social: el cuerpo sacerdotal. Viven en torno a los templos, pero también tienen una gran importancia en la corte. Hay distintas categorías entre ellos y sobresale el gran sacerdote. Están relacionados con la educación, ya que las escuelas están cercanas a los templos, y deben encargarse del cuidado de los templos y de las representaciones de los dioses, de las procesiones, etc. Tenían una vida distinta a los demás, comían diferente, estaban obligados a realizar una serie de abluciones, vestían diferente (con túnicas de lino, algunos con una piel de leopardo encima de ésta, y con la cabeza rasurada…), etc. También había sacerdotisas, aunque no tienen tanta importancia. Se encargaban de cuidar a las divinidades femeninas y sus templos, cantaban, bailaban, etc.
Tiene muchos privilegios a cambio de mantener el status divino del faraón.

De entre el grupo de funcionarios relacionados con la nobleza hay que destacar a los escribas. Se trata de los personajes más cultos de la sociedad. En un principio pertenecían a la familia real, pero más tarde podían provenir de cualquier clase social. Están muy cercanos al rey y tienen también la función de visir. Algunos de ellos eran escribas-sacerdotes.

La religión.
En cuanto a su religión, el cielo no es diferente a la Tierra porque ésta ya es perfecta. Al cielo se va con apariencia física y se vive igual que en la Tierra, por eso hay que conservar el cuerpo que será el soporte físico del alma en el cielo. Además en la tumba se pintan escenas de la vida del difunto en la Tierra y se le dejan objetos, riquezas, instrumentos y adornos para su vida eterna.
Conjugaba el politeísmo y el monoteísmo de manera compleja. Por un lado tenían una serie de dioses nacionales cuya validez era universalmente reconocida. Entre estos cabe destacar una triada que va a ser muy importante desde un principio: Geb, dios de la tierra, Nut, dios del cielo, y Ra, dios del sol.
Y por el otro estaban los dioses locales, propios de cada pequeña región (o nomos) a quienes les rendían culto de manera de manera principal, anteponiéndolos a los demás. Por ejemplo, el Dios de Memphis es PTAH.
Dios Ptah

Estas divinidades se representan como figuras humanas con algunos símbolos, aunque luego algunos se sincretizan. Unas veces tienen cabeza de animal y otras veces sólo se representan con la forma animal.
Horus

Con las invasiones de otros pueblos, especialmente de los griegos y romanos, estas divinidades comienzan poco a poco a desaparecer o a sincretizarse, es decir, a confundirse con divinidades romanas o griegas, perdiendo las formas mixtas (de hombre y animal) para asumir solamente una de ellas, o de hombre o de animal.

Esta estructura divina se sustenta en la creencia en la vida de ultratumba, la cual se remonta a la época prehistórica y fundamenta el culto a los muertos, una de las constantes de la civilización egipcia a lo largo de sus historia, así como de enorme importancia para entender su arte.
Los egipcios creían que luego de la muerte el hombre permanece, y que junto al cuerpo material, existía el Ba, el elemento espiritual, el cual suele ser representado bajo el aspecto de un pájaro con cabeza humana.
Dicha figura se suele poner en las tumbas, a veces volando o en estado de quietud.

El Ba es el principio, el soplo vital del hombre, su energía. Sale del cuerpo al morir, vuela al cielo hasta el doble del cuerpo del que se ha separado, el Ka, el soporte vital. El Ba no muere nunca, no se descompone y necesita para ser feliz en el más allá rodearse de todo lo que ha tenido en vida (representaciones de la vida mortal y objetos encontrados en las tumbas).

Es dentro de este culto a los muertos que debemos entender las prácticas de momificación, el traslado por el Nilo del cadáver a la ciudad de los muertos, el de la apertura de la boca, que se realiza cuando ya se ha llegado a la ciudad de los muertos y que consiste en devolver al muerto los sentidos que ha tenido en vida (gusto, olfato, vista, tacto y oído). Esto se hace mediante una ceremonia en la que un sacerdote con una careta de Anubis se dirige con distintos instrumentos a los ojos, la boca, etc de la momia. Este rito también se hace en algunas ocasiones a estatuas, para darles vida.

Después de esto, se entierra al difunto, se celebra el banquete y luego tiene lugar el juicio de los muertos, en el cual se juzgan las obras de un hombre, quien tiene que declarar por escrito no haber robado, matado, etc. frente al dios de la sabiduría Thot, el cual determinará de acuerdo al peso del alma si ese hombre es digno de entrar al reino de Anubis.
Representación pictórica del Juicio de los muertos.

El juicio de los muertos se representa siempre de la misma manera: está presidido por Osiris, que está sentado bajo un baldaquino y está asistido por Isis y Neftis. Los tres dioses están rodeados por 42 asesores, los dioses de los distintos nomos. En uno de los lados aparece el difunto conducido de la mano por Anubis, "el conductor de almas". Llegan al centro de la escena donde hay una balanza; en un platillo se encuentra el corazón del difunto y en el otro una pluma (símbolo de la diosa Maat). Si los platillos quedan en equilibrio, el difunto es exculpado y avanza hacia Osiris acompañado por Horus, alcanzando la inmortalidad. Si los platillos no quedan en equilibrio el difunto debe ir hacia el dovrante o la devoradora (mezcla de cocodrilo e hipopótamo).

Dentro de la literatura funeraria egipcia, sin duda El libro de los muertos es el texto más importante de los que se han conservado. Se trata de un compendio de textos y fórmulas mágicas mediante las cuales los muertos pueden pasar sin dificultades el camino hasta el más allá. En él estaban descritos todos los ritos que debían hacerse cuando moría una persona.
Muchos fragmentos del libro eran escritos en las vendas con las que se envolvían los cadáveres y en los sarcófagos para que el muerto tuviera más facilidades en su camino al más allá.

En su visión del cosmos, el más allá es de algún modo equiparable a la vida terrena ya que el cielo no es diferente a la Tierra porque ésta ya es perfecta. Al cielo se va con apariencia física y se vive igual que en la Tierra, por eso hay que conservar el cuerpo que será el soporte físico del alma en el cielo. Además en la tumba se pintan escenas de la vida del difunto en la Tierra y se le dejan objetos, riquezas, instrumentos y adornos para su vida eterna.

La arquitectura

Es una arquitectura monumental. Si bien es cierto, en un primer momento se usaron la madera, el adobe y el ladrillo, dejan de usarse como material principal ya en el Imperio Antiguo.
El hecho entonces de haber sido hecha principalmente en piedra, ha permitido que llegue hasta nuestros días.
Se caracteriza por el empleo de grandes bloques de piedra de sillería tallada con sistema constructivo adintelado y sólidas columnas.
Un dintel es un elemento estructural horizontal que salva un espacio libre entre dos apoyos. Es el elemento superior que permite abrir huecos en los muros para conformar puertas, ventanas o pórticos.
Los sacerdotes egipcios persuadidos del concepto de vida-muerte, expresaban su seguridad a través de la construcción de edificios con dinteles, ya que mostraban y sugerían mucha tranquilidad serenidad y calma.
dintel del templo de Kalabsha

Uno de los factores que permitió el monumental desarrollo de la arquitectura egipcia fue el altísimo nivel alcanzado por los conocimientos matemáticos y técnicos que poseían.

Ahora, la pregunta que muchos estudiosos se han hecho constantemente es ¿de dónde surgen dichos conocimientos?
La respuesta tendría que ver nuevamente con el Nilo y su influencia en la economía y en todos los aspectos de la vida egipcia. Recordemos que Egipto es una civilización fluvial de base agraria. Viven gracias a un río alóctono que con sus crecidas periódicas fertiliza un desierto. Por eso la influencia de la economía agraria lo impregna todo: de ese mundo agrario nace la geometría, la medida, el catastro y el arte: la arquitectura en planos cuadrangulares, capiteles con hojas, pinturas con plantas y flores.
De ella extraen la matemática pero también la visión ordenada del mundo, todos sus dioses y hasta el poder político. El egipcio tenía una visión cíclica del tiempo (al igual que las crecidas del Nilo) y sus dioses mueren y resucitan constantemente (mito de Osiris). Esta visión cíclica forja la idea de estatismo terrestre, de que nada cambia, y esta idea a su vez forja la idea de perfección, serenidad y armonía de lo terrestre: eternidad=perfección.
Ante esto el papel del hombre es muy conservador debido a esa concepción del mundo como algo perfecto.

Hubo una ordenación del mundo a partir de un caos (por los dioses) y esa construcción es perfecta. Por eso las aguas del Nilo llegan puntuales todos los años. Tal perfección hay que conservarla tal y como nos fue dada por los dioses y conservar se convierte en una constante: conservar el cuerpo, conservar el arte, perdurabilidad, eternidad.

En tal cosmovisión que concede tanta importancia al más allá es natural que las tumbas adquirieran una importancia fundamental dentro de su arquitectura.

Hay en ese sentido una evolución en la construcción y diseño de las mismas que va desde la mastaba simple hasta la pirámide o el hipogeo.

En el Imperio Antiguo, de la dinastía I y II se encuentran pocas tumbas en Abidos, que generalmente eran hipogeos de adobe. Se excava una fosa cubierta de adobe o madera y encima se coloca una superestructura: una gran mesa sin decoración, de estructura alargada o rectangular. Esa mesa suele ser de material de desechos. Todo ello queda rodeado por un muro. Cerca solía construirse una barca, cuyo emplazamiento no es fijo.

Las mastabas son las más antiguas. En su interior hay un pozo que se ciega y sobre el que se construye un edificio casi macizo con forma de paralelepípedo con alguna habitación adornada con relieves. Las más importantes son las de Sakkara.
La mastaba tiene una capilla para ofrendas, en la que también está la estela y que se llama capilla de culto (1). Detrás encontramos otra capilla llamada Serdab (2), donde está el doble del difunto. Estas dos cámaras quedan aisladas la una de la otra excepto por un tragaluz que los une. La cámara donde está el sarcófago está bajo tierra (3). Es imposible llegar a él debido a que tapan la entrada. A veces en la entrada de la cámara se han encontrado cabezas representativas.

Si construimos varias mastabas superpuestas obtenemos como resultado la pirámide escalonada. Las pirámides más antiguas son las de Zoser de la III dinastía y las de Snefru de la IV dinastía. Zoser, faraón de la Tercera Dinastía y residente también en Sakkara, contrató los servicios de Inhotep para realizar su tumba. Dicho arquitecto posiblemente quiso crear un monumento que se eleva hacia el cielo, como una gigantesca escalera, con el fin de simbolizar la ascensión del difunto del “mundo terrenal” hacia los “Cielos”, algo que iba a convertirse en una costumbre: el faraón moraría para siempre en su tumba-casa eterna.

La pirámide de Zoser

Por evolución de ésta viene la pirámide equilátera clásica en la Cuarta Dinastía, las pirámides de Guizah, cerca de Menphis, entre las que sobresalen las de Keops, Kefrén y Micerino. La de Keops, que es la más grande, tiene 160 metros de altura, está orientada en sus cuatro puntos y es todo un ejemplo de precisión matemática. Las pirámides estaban recubiertas en su superficie con placas de alabastro y en su interior hay varias cámaras y corredores. Una de estas cámaras era el sepulcro del monarca (todas las cámaras funerarias fueron saqueadas antes del nacimiento de Cristo) y las otras eran provisionales y falsas. Para intentar evitar el saqueo se diseñaban pasadizos laberínticos y las cámaras se sellaban con enormes bloques de piedra.
Todas estas pirámides tenían un templo exterior situado cerca del río (para aportar vida a la muerte) y comunicado con ellas por una avenida. Por ejemplo el
templo de la pirámide de Kefrén es la esfinge de Guizah (Gizeh).
La esfinge es una construcción arquitectónica-escultórica muy compleja debido a su función y a su significado, aunque se le considera como guardiana de todo el recinto. Es una construcción de piedra de aproximadamente 20 metros de altura y unos 57 de longitud. Tiene el cuerpo de león y la cabeza de hombre, que se ha pensado que era la de Kefrén.

Tiene tres de los atributos de un faraón: el nemes, el hureus y la barba postiza, hoy desaparecida. Tiene una actitud enigmática, mirando al frente. Entre sus patas hoy hay una estela pero en su día debía haber un altar en relación a un templo al aire libre.
El complejo funerario de Kefrén en Guiza comprende una pirámide, un templo funerario adosado a ésta por su cara este, una rampa y un templo del valle. Además hizo esculpir una enorme esfinge, con cuerpo de león y cabeza humana, y un templo solar.

Las pirámides tienen un simbolismo religioso y político. El simbolismo religioso es la representación de Ra, dios del Sol en todo su esplendor. Ra se encuentra en la cúspide y llega al suelo mediante los lados de la pirámide y abarca toda la tierra de Egipto. El simbolismo político sería la relación entre la divinidad y el faraón. Constituye una masa cerrada, no tiene puertas ni ninguna manifestación al exterior. Son edificios sin retorno.

Más tarde, en el Imperio Nuevo se abandona la pirámide y aparece la costumbre de enterrar a los faraones en complejos que son mezcla de tumbas y de templos, con una parte excavada en la roca y que es la tumba y otra parte exterior con pórticos
arquitrabados y salas con pilares. En griego se conocen a estos complejos funerarios como Hipogeos. Los corredores y cámaras se decoran con relieves pintados que repiten hasta la saciedad las fórmulas del libro de los muertos. Todo egipcio quería residir en su muerte cerca del Nilo y por eso los Hipogeos más importantes están en el Valle de los Reyes, frente a Tebas: Ramses, Seti, Tutmosis, Tutankamón, Ramses IX, Amenofis III, Nefertiti, Hatshepsut, etc. Todas estas tumbas fueron saqueadas excepto la de Tutankamón.
Hipogeo de Hatsshepsut en Deir-el-Bahari


El templo.



El otro edificio importante es el templo. Como en cualquier religión el templo egipcio representaba la casa del dios, pero, más que entendido como simple morada, el templo debía ser indestructible ya que era la residencia de los inmortales. Las primeras construcciones, realizadas como imitación de aquellas destinadas a albergar a los hombres, fueron pronto desechadas y sustituidas por otras realizadas en piedra y materiales más duraderos. El templo se construía para albergar la imagen del dios y como lugar en el que los sacerdotes oficiaban sus ritos. A diferencia de las religiones posteriores no era en absoluto un lugar de culto sino una zona para albergar al dios y de hecho el pueblo no podía acceder más que a ciertas dependencias exteriores.

Era el único edificio construido en piedra y no en adobe u otros materiales menos resistentes, pues si el dios era eterno también debía serlo su casa. No existen demasiadas referencias acerca de los templos del Reino Antiguo, debido a que la mayor parte no ha llegado hasta nosotros. De estos primeros templos los más destacables eran el Templo de la Esfinge, en Guiza, y el Templo solar de Nyuserra en las proximidades de Abusir. Por el contrario a partir del Reino Nuevo sí tenemos una alta representación de templos, como los de Karnak, Abidos o Luxor y los ptolemaicos de Edfú, Dendera y Kon-Ombo.

Es a partir de la XVIII dinastía cuando se puede hablar de la creación de un tipo de templo clásico, unido lógicamente al gran poder que la clase sacerdotal iba adquiriendo en el país. Esto supone un constante esfuerzo por parte de la realeza para mantener y construir los grandes templos que han llegado hasta nosotros.

Tipos de templos

A pesar de que la estructura y planta de los templos era similar se pueden distinguir 3 tipos dependiendo de la función para la que se construían. El primero es el templo propiamente dicho que estaba consagrado a una divinidad y se construía en honor a uno o varios dioses. El segundo tipo es el templo mortuorio consagrado directamente al faraón. En estos se realizaban todos los ritos funerarios del rey desde su muerte hasta el momento del enterramiento y era el lugar en el que se veneraba su memoria. Los mejores ejemplos de estos templos son el Ramesseum y los templos de Medinet Habu. El último tipo era el cenotafio, construidos por los faraones como templos mortuorios secundarios. Los más importantes residen en Abidos.

Además podemos hacer una clasificación de los templos en oficiales y del pueblo, de la misma forma que existía una religión oficial y una popular. Los primeros representan la religión estatal y el papel del faraón. Los segundos la preocupación del pueblo ante sus problemas cotidianos. Si en los templos oficiales encontramos ofrendas e imágenes del rey a los dioses en los segundos el pueblo depositaba pequeñas imágenes o utensilios relacionados con su trabajo como ofrenda o agradecimiento ante un embarazo, una buena cosecha, etc.


Estructura del templo.

El modelo básico estaba constituido por 3 zonas claramente diferenciadas; el patio, la sala hipóstila y las dependencias del dios, además de la entrada, el pilono.


El pilono

Representaba la entrada al templo y era una pared monumental formada por un alto y ancho muro en forma de tronco de pirámide con una puerta central. Cada una de las dos torres que formaban el pilono representaba los acantilados de cada lado del valle del Nilo, pero también eran, a la vez, las dos montañas que flanquean el disco solar. Las paredes, trapezoidales, contenían aberturas en las que se colocaban mástiles y banderolas, que simbolizaban la presencia del dios. Generalmente estaban precedidos de obeliscos que aluden a la morada del dios, a la relación entre lo terrestre y lo solar, lo sagrado, o colosos de reyes, normalmente sedentes, simbolizando los hijos vivientes del dios. Normalmente estaban decorados con escenas en relieve de temas históricos o religiosos o sacrificio de prisioneros por parte del faraón en presencia del dios al que estaba dedicado el templo.

El patio

Era la zona pública. A ella podía acceder cualquier persona del pueblo para depositar ofrendas. Se construía a cielo abierto y se decoraba con relieves que hacían referencia a las hazañas del rey o imágenes de adoración. El patio se rodeaba de columnas, normalmente en tres de sus lados (sala hípetra) y solía contener colosos. Podía haber más de un patio con su consiguiente pilono de acceso.


La sala hipóstila
Después del patio se abría la sala hipóstila que, durante el Reino Nuevo, se encontraba sobre una plataforma y en la época ptolemaica a ras de suelo. Podía estar precedida por un vestíbulo. Las salas hipóstilas llegaron a ser uno de los mayores logros de la arquitectura egipcia. Era un recinto de columnas altas y gruesas que formaban un bosque de piedra sosteniendo una cubierta arquitrabada. Generalmente las filas centrales eran más altas que las laterales y el espacio se elevaba en la zona del eje central del templo formando una especie de nave principal. Esto permitía abrir ventanas laterales por las que penetraba la luz, aunque escasa ya que a medida que se accedía al santuario se disminuía la cantidad de luz. La función de la sala era la de salón de recepción del dios. Los relieves con los que se decoraba representaban escenas de las ceremonias religiosas que se practicaban en el templo. El acceso a la sala hipóstila estaba restringido a los altos funcionarios, escribas y gente noble. Cuando el templo tenía más de una sala hipóstila el acceso a cada una de ellas era cada vez más restringido.
Sala hipóstila del Ramesseum


Dependencias del dios

Pasada la sala hipóstila se encontraban una serie de cámaras y la sala de la barca sagrada, dependencia en la que se situaba la barca empleada en las procesiones, cuando la imagen del dios salía del templo en ella. Al final del templo se encontraba el santuario, una pequeña estancia con la imagen del dios. Era la sala principal del templo, aunque posiblemente la menos vistosa. El tabernáculo realizado en piedra, granito o madera era la parte más importante del templo y a esta zona sólo el faraón y los sacerdotes, como representantes suyos, tenían acceso. Alrededor de las cámaras y el santuario se encontraban otras dependencias menores, utilizadas en el culto de dioses locales, dedicadas a la protección de dioses exteriores que visitaban el templo en las procesiones, o salas para albergar los objetos necesarios para llevar a cabo el ritual religioso.


El Templo clásico, con todos sus elementos nace en el Imperio Nuevo: a él se accede mediante una avenida de las esfinges, la cual conduce a los pílonos, dos muros trapezoidales muy gruesos que flanquean una puerta también trapezoidal (idea de solidez y perdurabilidad). Delante de estos pílonos solía haber obeliscos o estatuas sedentes del Faraón.
Al entrar al Templo accedemos a la sala Hípetra, una sala abierta con columnas alrededor donde se aprecia la visión cósmica de este edificio, las columnas sostienen el cielo y lo unen a la Tierra. Después se accede a unas salas cubiertas y sostenidas por columnas que se llaman en griego Hipóstilas (hipóstilo, -la : adj. arq. Díc. del local o sala que tiene el techo sostenido por columnas. p. ext.Sala grande cuya cubierta se apoya en series de columnas o pilares). Más adentro todavía estaba el Ken Shekem o altar donde se situaba la imagen del Dios al que se dedicaba el templo y en los lados los Adytom o estancias de los sacerdotes. El acceso al templo era jerárquico, cada clase social podía entrar sólo hasta un lugar determinado.
Este es el esquema de un templo sencillo pero algunos continuaban indefinidamente añadiendo elementos como el de Karnak en Tebas, un templo de un kilómetro de longitud y medio de anchura. En este templo dedicado a Amón colaboraron casi todos los faraones del Imperio Nuevo añadiendo cada uno un elemento más. Las columnas son papiriformes y palmiformes.
Unido al de Karnak por una avenida de esfinges está el templo de Luxor, construido también por varios faraones y con características semejantes.
El templo egipcio es un templo que en un principio no tiene nada que ver con los de otras culturas ya que no es un templo destinado a sacrificios cruentos ni es un lugar para rezar ni es un lugar abierto para todos.
El templo egipcio es un lugar para la divinidad y por lo tanto se puede considerar como "el gran palacio" de la divinidad. El faraón, los sacerdotes y algunos status de la sociedad son los únicos que tienen acceso a él, y generalmente de manera restringida.
templo de Karnak, Tebas.

Pero a partir de aquí la tipología de templo se amplía. Surgen los Speos o templo excavado en la roca con elementos funerarios. Se dan en el Imperio Nuevo y constan de un enorme pílono (o pared monumental) tallado en una ladera y con columnas o gigantescas esculturas en su frente, las cuales dan acceso a la sala hipóstila excavada en la roca. Entre todos ellos destaca el de Abu Simbel dedicado a la diosa Hathor , diosa del amor, de la alegría, la danza y las artes musicales, diosa nutricia y patrona de los ebrios.
templo de Abu Simbel.

Luego están los templos solares, también llamados astrales, del Imperio Antiguo.
Sólo se conservan restos y el templo de Neuserre (faraón de la V dinastía). Este templo se encuentra en Abusir, al sur de Giza.

Se trata de templos construidos para adorar al sol, a Ra, y por su identificación también al faraón. Esto justifica los dos elementos que aparecen: el obelisco y la barca solar. Están situadas en un lugar desértico, son templos abiertos y sólo tendrán una repercusión en el Imperio Nuevo en la época de Amenofis IV.
templo de Neuserre.


Info general: El relieve

El relieve es la técnica escultórica en la que las formas modeladas o talladas resaltan respecto a un entorno plano. A diferencia de las esculturas de bulto redondo (que se esculpen reproduciendo su relieve o profundidad natural), los relieves están integrados en un muro, generalmente, o en caso de ser arte mobiliar, al soporte que los enmarca.

Los relieves son muy comunes, particularmente, como decoración exterior de los edificios monumentales, como los templos. El friso del orden corintio se suele decorar con bajorrelieves, mientras que el altorrelieve puede verse en los frontones de templos clásicos, como el Partenón.

Los relieves pueden usarse para representar una escena aislada o ser parte de una secuencia narrativa. A pesar de las limitaciones técnicas que impone la disminución de la tercera dimensión que les es propia, el detalle con el que se esculpen puede llegar hasta mostrar los detalles de la musculatura.

Tipos de relieve
Los tipos de relieve dependen de la forma en que las figuras representadas se adosan al muro que los contiene y en la forma en que se reduce la profundidad para representar la tercera dimensión; y por tanto, en cuánto se limita a la frontalidad el punto de vista de su contemplación. Cuanto más "alto" es el relieve, menos se reduce la profundidad y más se esculpen las figuras la totalidad de su contorno, excepto en la parte que están adosadas al fondo, de modo que es posible la contemplación desde varios puntos de vista; cuanto más "bajo" es el relieve, más se reduce la profundidad y menos contorno se esculpe, de modo que los puntos de vista para su contemplación se limitan hasta reducirse al frontal.

Relieve hundido: la imagen se talla en el mismo bloque del material que le sirve de soporte (piedra, cristal o madera), creando un volumen "interior", donde la materia circundante se desgasta para dejar resaltada la imagen. El punto de vista para su contemplación sólo puede ser frontal.

Bajorrelieve o bajo relieve
: las figuras sobresalen del fondo menos de la mitad; la tercera dimensión se comprime, quedando a escasa profundidad, como ocurre necesariamente en los trabajos de numismática. Aunque no es usual, el bajorrelieve puede mostrar algunas partes destacadas de una figura, rostros e incluso algunos cuerpos, en relieve natural.
Bajorrelieve: Horus y Sobek en Kom Ombo.

Mediorrelieve o medio relieve: las figuras sobresalen del fondo aproximadamente la mitad.
Mediorrelieve: imagen de Bes en Dendera.

Altorrelieve o alto relieve: las figuras resaltan más de la mitad de su grosor sobre su entorno.

Medio bulto: las figuras se esculpen en la totalidad de su contorno, excepto en la parte posterior, que queda adosada al muro. La representación de la profundidad en la tercera dimensión es completa o con una reducción mínima.
Bulto redondo: las figuras están completamente exentas del muro, esculpiéndose en la totalidad de su contorno. Se identifica con la estatuaria.

escriba

La escultura
El escultor en Egipto era un personaje de segunda categoría (no así el arquitecto) por dedicarse a una actividad manual y es siempre un personaje anónimo y sin iniciativa creadora. Existían unas fórmulas que el artista debía acatar. La escultura en Egipto está tan supeditada a la religión como la arquitectura y todas sus obras tienen un carácter utilitario, una finalidad no estética, la belleza de las mismas es algo secundario. La escultura egipcia es hierática, ceremoniosa, solemne. Las figuras humanas respetan excesivamente las reglas de la etiqueta oficial. Siempre se les representa de frente por respeto (frontalismo para dignificar) si se trata de bulto redondo y con la cabeza de perfil si es relieve.

Las de bulto redondo padecen rigidez, estatismo, idealización, sin movimiento, sin ningún sentimentalismo, sin pasión. Los brazos están pegados al cuerpo (escultura bloque por razones técnicas y para perdurar, solidez), sólamente hay unos ojos artificiales de pasta vítrea para acentuar la profundidad de su mirada. Se realizan en caliza, madera policromada y las más importantes en granito y basalto.

En cuanto al relieve suele ser un relieve bajo y policromado que se consigue reuniendo el contorno de la figura (hueco relieve). No se realiza ningún efecto de perspectiva, todas las figuras son del mismo tamaño excepto las del faraón para subrayar su poder. Se utiliza la técnica completiva: partes de frente como el busto y los ojos y partes de perfil como la cabeza, las piernas y los pies. Las composiciones son siempre simétricas y perfectamente ordenadas simbólicamente. Los temas van desde las escenas cotidianas y los trabajos agrícolas hasta las grandes hazañas de los faraones, siempre contadas seleccionando los principales momentos y secuenciándolos en una hilera horizontal, uno detrás del otro. Se procura no dejar ningún espacio vacío (horror vacui).
Los relieves suelen ser bajorrelieves, que suelen estar siempre policromados. Van a tener una mayor movilidad que las estatuas, aunque con un movimiento rígido, un tanto convencional. Estos relieves se rigen por la ley de la máxima claridad: se ve la figura en relieve como si la viéramos desde distintos punto de vista (ojos y torso de frente, resto del cuerpo de perfil).

estela en relieve: Estela de Ramose.

La escultura egipcia surge como representación de la imagen como un elemento de supervivencia. Es el medio para fijar la personalidad del dios o del difunto. Además está escultura sirve para la celebración de prácticas religiosas que requiere el difunto para su peregrinación al otro mundo y la escultura divina para ofrecerle las ofrendas.



La pintura.


La pintura, como todo el arte del Antiguo Egipto estaba sometida a unos cánones o reglas muy estrictas, entre las que destacan:

Canon de perfil: en pinturas y bajos relieves, las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban dispuestos de frente.

Color de piel
. Otra convención de la pintura del antiguo Egipto fue el tipo de color: la piel de los hombres era oscura, ocre, mientras que en las mujeres era más clara, ocre claro; Osiris se representaba con el color de piel verde; el oro o su color simbolizaban al Sol, etc.

El Canon de perfil y el diferente color de la piel.

Jerarquía: la representación estaba reservada a las figuras de dioses y faraones en las primeras épocas, posteriormente, también a personajes notables. Las figuras más importantes eran más grandes que las de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas, ausencia de expresividad, como signo de respeto. El tamaño tenía relación directa con su importancia social, así vemos que el faraón es el personaje más alto en las escenas familiares, donde sus mujeres, hijos, o enemigos son más pequeños; el faraón representado en presencia de los dioses generalmente es del mismo tamaño.
Ausencia de perspectiva: no había profundidad sino posición de figuras. El menor tamaño de algunas no significaba que estuvieran más alejadas, sino que eran menos importantes, simbolizando así su inferioridad.
Colores planos: utilizando el color con tonalidades uniformes, pues no se hacían graduaciones de color ni medios tonos.

1- ¿Qué papel cumplía el artista en Egipto y qué relación tenía su trabajo con la religión?
2- ¿Cuál era la concepción del arte para los egipcios?
3- ¿Quién era el dios Ptah y cuál era su importancia para el arte?
4- ¿Qué relación tiene el Nilo en la cosmovisión del antiguo egipto?
5- ¿Qué es el relieve y cuáles son sus principales tipos?
6- ¿Cómo surgen las pirámides?
7- ¿Cuáles son las principales características de la pintura egipcia?
8- Explica los conceptos de monumentalidad y hieratismo en el arte egipcio.



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