miércoles, 25 de julio de 2012

Módulo 16: El Barroco


EL BARROCO.

El Barroco es el período del arte comprendido entre los años 1600 y 1780. Nacido en Roma a partir de las formas del “Cinquecento” renacentista, pronto se diversificó en varios estilos paralelos, conforme lo iba adoptando y adaptando a su propia idiosincrasia cada país europeo.

Uno de los rasgos esenciales de este amplio período artístico es que durante su apogeo las artes plásticas lograron una integración total: la arquitectura es monumental, con fachadas pletóricas de mármoles y estucos, caracterizadas por la proyección tridimensional de planos cóncavos y convexos, que sirvieron de marco teatral ideal a las apoteósicas pinturas y a las dramáticas esculturas de mármol blanco que decoraban sus exteriores e interiores, llegando a ser excesiva la decoración. En síntesis, el Barroco es el estilo de la grandilocuencia y la exageración.

El por qué de estas peculiaridades lo encontramos en el hecho de que el Barroco fue una especie de expresión propagandística, el absolutismo monárquico y la Iglesia de la Contrarreforma lo utilizaron como manifestación de su grandeza, mostrando mediante el arte que en ellos está la "Verdad" y el "Poder".

El arte barroco se caracteriza por el realismo, los colores ricos e intensos, y fuertes luces y sombras. En oposición al arte renacentista, que normalmente mostraba el momento anterior a ocurrir cualquier acontecimiento, los artistas barrocos elegían el punto más dramático, el momento en que la acción estaba ocurriendo: Miguel Ángel, que trabajó durante el Alto Renacimiento, muestra a su David compuesto y quieto antes de luchar contra Goliat; el David barroco de Bernini es captado en el acto de lanzar la piedra contra el gigante. El arte barroco pretendía evocar la emoción y la pasión en lugar de la tranquila racionalidad que había sido apreciada durante el Renacimiento.

El David Alto-Renacentista-Manierista de Miguel Ángel


El David barroco de Bernini

Cambios de pensamiento: hacia la subjetividad.
Hay una estrecha relación entre el Barroco y el pensamiento racionalista que brota en esta época, por ejemplo el arte de Velázquez, es un arte racional hasta el extremo. Pero este racionalismo es diferente al del Renacimiento. El arte del Renacimiento es antropocéntrico, la apariencia natural de las figuras, la perspectiva, son elementos de un concepto del mundo como algo ordenado por Dios, pero que ahora, una vez creado por él, sigue sus propias leyes. Todo ocupa un lugar ordenado en el espacio porque Dios lo
puso ahí. Por eso el Renacimiento es un arte sereno, proporcionado, armónico. El hombre sólo tenía que desentrañar ese orden perfecto y reflejarlo en su obra de arte.

Pero en el Barroco se realiza un descubrimiento filosófico fundamental, sobre todo por obra de Descartes: ahora la Naturaleza ya no es algo indudable, con un orden perfecto y universal. Es incluso difícil que algo exista tal y como se presenta ante nosotros. Lo único indudable para el Barroco es la conciencia, el pensamiento íntimo de cada hombre. Las cosas no tienen un orden prefijado e inamovible sino que tienen el orden que el hombre les da cuando las ve. Esto es idealismo, también relativismo y
sobre todo dinamismo frente a lo estético del Renacimiento. El artista no puede representar el mundo tal y como es sino tal y como lo ve. Por ejemplo un cuadro renacentista representa un conjunto de cosas tal y como las podría ver cualquiera, desde un lugar impersonal y abstracto, desde un enfoque geométrico de la perspectiva. Pero el cuadro barroco representa cosas conforme al punto de vista de un hombre, de una
retina en particular. Un cuadro de Mantegna representa a hombres, árboles y cosas y todas con el mismo derecho y la misma pretensión de realidad. En un cuadro de Velázquez, se representan un conjunto de cosas, las cuales adquieren un grado de realismo diferente para el espectador. La perspectiva aérea selecciona objetos y personas de entre la realidad. Es así como el pintor barroco utiliza las ideas
racionalistas del s. XVII.

René Descartes. La Haya 1596, Estocolmo 1650

El término Barroco, derivado del portugués "barru", "perla del forma diferente", se utilizó en un primer momento de forma despectiva para indicar la falta de regularidad y orden del nuevo estilo.

El fracaso del humanismo.
A pesar de sus extravíos, el Manierismo seguía participando de la fiebre humanista del S.XVI. La figura humana sigue siendo su base sustancial, tratada con juegos sinuosos y graciosos y con miradas vacías, fijas o hurañas. Pero el hombre seguía en la cima donde se había colocado, limitándose a disfrutar de un disimulado vértigo que prepara su caída. Ese orgullo del hombre es el que ataca la Reforma para anonadarlo ante el Dios medieval. Con ello la Reforma abría el paso al individualismo pero con un complejo de inferioridad, como conciente de su aplastante y solitaria pequeñez ante el juez y Creador.
Pero también la Iglesia Católica echó la culpa de las herejías cristianas que desgarraban Europa al cáncer humanista, el cual, habiendo nacido puro y cristiano en Italia, se había vuelto orgulloso y hereje en Europa. Reforma y Contrarreforma ven con malos ojos el orgullo humanista y anteponen la fe, luterana o católica, al humanismo.


"El humanismo, obra de esa clase nueva que son los intelectuales, había afirmado la
independencia del genio humano. Del mismo modo, los artistas no querían depender más que de su arte, hecho autónomo. Pero el fervor cristiano, interrumpido en su curso
medieval, seguía insatisfecho. El hombre, separado de Dios por el crecimiento irresistible de sus conquistas y de su confianza en sí mismo, es presa de un escalofrío en su cima solitaria a la que se había alzado. Pronto, frente al intelectualismo colmado, reclama su parte de espiritualidad, ayer triunfante y hoy frustrada"(René Huyghe, El Arte y el Hombre,vol,2)

Estas reivindicaciones tuvieron ya su precedente con Savonarola, en pleno corazón de la Florencia renacentista y llegaron a tocar la fibra del principal pintor del cuatrocento italiano: de Boticcelli. Pronto serán muchos pintores los que ejemplifiquen este cambio espiritual y el más representativo es el Greco.
Impregnado de Renacimiento en Italia, aprendió en Venecia la lección manierista del humanismo, pero se trasladó a España y fue transformando ese manierismo por un impulso místico exaltado.

Arte y Contrarreforma.
El Barroco expresa la lucha que la Iglesia Católica mantuvo frente al protestantismo. Tras el Concilio de Trento, la Iglesia hubo de emprender, junto con las órdenes religiosas (ahora muy importantes) la recuperación espiritual de Europa. El arte se contagia del espíritu religioso-combativo de la época (por los dos bandos) y el arte contrarreformista tendrá como característica más importante el amor a lo
recargado y fastuoso frente a la severidad y desnudez de la Reforma. Esta riqueza decorativa no fue sólo una perversión del gusto sino más bien una idea de lucha. La Reforma había desatado una campaña iconoclasta contra imágenes muy queridas por los católicos. La Reforma buscaba la popularización de su arte expoliando todo vestigio de superchería y de santurrería. Frente a eso la Contrarreforma ataca apoyando la veneración de imágenes populares y multiplicándolas a la vez que crea todo tipo de aderezos ornamentales que buscan popularizar este arte, involucrar a la población en esta lucha contra el hereje.

Iglesia protestante


Iglesia católica: Santa María del Popolo.

Cuando la Iglesia reaccionó frente al ataque protestante, España, que nunca había roto con la fe medieval y con la humildad cristianas, fue el instrumento elegido para iniciar esta renovación (tanto por su carácter cristiano como por su poder político y militar). En 1537 Ignacio de Loyola crea la Compañía de Jesús (jesuitas), verdadero ejército de la fe y sometido a una implacable disciplina. La Inquisición, la más ruda tentativa de renovación de las disciplinas católicas, alcanzó su pleno desarrollo en España.

Este país no había recibido la experiencia de los príncipes de vida lujosa y alegre de las cortes italianas, ni de los intelectuales que legitimaban este goce por parte de la Aristocracia del espíritu y del arte. El Renacimiento español fue oficial y dirigido desde arriba además de superficial y decorativo. La minoría selecta del Renacimiento fue más minoría aún en España.

Del Concilio de Trento de 1545 a 1563 nace el Barroco. Roma, España, los jesuitas y la Inquisición harían del Barroco una técnica de persuasión y de emociones religiosas por el arte. El arte se dedicará ahora a los fieles, a las masas y no a una selección. Contrarreforma = populismo o popularización del arte.

Para vaciar de contenido las críticas reformistas de que la jerarquía eclesiástica explotaba a los fieles para satisfacer sus lujos y sobre todo el más caro de ellos, el arte, ahora la Iglesia Católica sustituirá en el s. XVII el esfuerzo por edificar en el Vaticano por una amplia campaña de construcción de Iglesias, urbanas y rurales. Esto se empezaría a notar sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVII puesto
que en la primera todavía se llevan a cabo grandes esfuerzos en el Vaticano por parte de Maderna y Bernini por ejemplo.

Este viraje social del arte entrañó pronto un movimiento populista del que fue el primer representante Caravaggio y la primera zona el Milanesado en el Norte de Italia. Pero el Milanesado era español (1535- l706) y así, esta vena popular se introdujo en España, triunfando en todas las artes durante todo el S. XVII y parte del XVIII.

La crisis del siglo XVII.
Entre el siglo del Renacimiento y el siglo de la Ilustración, el s.XVII es el siglo de la depresión, y no ya tanto artística sino económica y social sobretodo. Como suele suceder. La crisis general afectó al pensamiento y al arte. Pero también suele pasar que crisis económica no coincide con crisis artística sino todo lo contrario, el siglo XVII fue el Siglo de Oro para la Literatura Española. Lo mismo ocurrió en el Helenismo griego o en la etapa final del Gótico. Pero es evidente que se produjo una crisis a nivel general y que ésta influyó decisivamente en el arte de todo el siglo.

Se produjo una crisis demográfica ( en 1700 había la misma población que en 1600). Se produjeron numerosas mortandades catastróficas en todo el siglo: en 1603 y en 1630 de peste. Se mezclan fuertes hambrunas que debilitan la población y sobre ella se ceba después la peste. A todo esto se suman las continuas guerras y sobretodo la guerra de los Treinta Años (1618-1648) que devastó el territorio de Alemania y Austria.
Hay también una crisis económica producida sobre todo por una serie de malas cosechas, estancamiento tecnológico en agricultura, bajos rendimientos. La crisis agrícola alimenta la crisis demográfica y viceversa. A su vez estas dos crisis generan una crisis industrial y comercial. Se acaba el oro y la plata de América y se estancan los precios, se degrada la moneda (plata por cobre) y entonces se acumula o se invierte en tierra, lo que produce una refeudalización de la tierra y de la sociedad entera.
Toda esta crisis de reacción en cadena produce a su vez una crisis social, una serie de revueltas que jalonan todo el siglo. La Refeudalización es muy fuerte en Europa del Este (siervos de la gleba) y en Europa Occidental la tierra no se compra para ganar dinero, para producir, sino para dar prestigio social, es un paso previo al ennoblecimiento. Hay una falta de interés por las actividades comerciales o
industriales. La nobleza se hizo cortesana y la burguesía también fue controlada por el Rey a través de los Municipios. Pero la clase media se debilitó durante todo el siglo, se empobreció y provocó una bipolaridad social ricos-pobres, lo que incentivó la inestabilidad social.
Revueltas de pobres en el campo, de burgueses empobrecidos en la ciudad, bandolerismo crónico en los caminos y alguna que otra revuelta de tipo político: La revolución inglesa, la Fronda en Francia, las revueltas en Cataluña, Portugal y Nápoles dentro de la Corona española, enfrentándose a la campaña de centralización del Estado y su fiscalidad, promovida por el Conde Duque De Olivares. A todo esto se
sumó toda una serie de defectos políticos que profundizaron aún más la crisis: excesivos gastos en la Corte, en la corrompida burocracia y en las constantes guerras europeas. Todo ello necesitaba de una superfíscalidad que arruinó a Castilla, por ejemplo.
En algunos países esto contribuyó al desgaste del poder absoluto del Rey ( Revolución Inglesa o decadencia de los Austrias) pero en otros lugares el Rey reafirmó su poder preparándose así para entrar en el Despotismo Ilustrado del s. XVIII.

Toda esta inestabilidad demográfica, económica, social y política se refleja en el pensamiento y por tanto en un arte también inestable. El mundo ordenado del Renacimiento ya no existía y Europa se mueve en un torbellino de violencia que va a suponer también un arte más dinámico, antiestático. Todos estos cambios en el pensamiento, en la religión, en la economía y en la sociedad, suponen un trauma europeo que se trasluce en un arte bañado de dramatismos, exuberancia y teatralidad.

En arquitectura predominan los efectos ópticos rebuscados, lo anticlásico y lo artificioso, contrastes de masas, soportes delgados que soportan enormes volúmenes, fachadas que engañan interiores, contraposición de líneas cóncavas y convexas, claroscuros y frontones que se quiebran y se curvan, órdenes clásicos no respetados o inventados, iniciativas propias del artista que buscan efectos inesperados,
monumentales, majestuosos. Los monumentos se cubren de estatuas en actitudes rebuscadas, dotadas de una plástica vigorosa y una exuberancia anatómica. Se esquiva la frontalidad y la serenidad impasible del Renacimiento se sacrifica por el dinamismo. Todo ello es la representación plástica de una época transicional o de cambio.

San Carlo alle Quattro Fontane de Francesco Borromini en Roma: nótese la contraposición de líneas cóncavas y convexas en una fachada que se curva dando la sensación de movimiento.

Tipos de Barroco.
La cuna del Barroco vuelve a estar en Italia, exactamente en Roma, allá por el último decenio del s.XVI. La Roma contrarreformista desarrolló una política plástica contra los nórdicos luteranos. Este cambio provocó una inversión estética radical que fue el inicio del Barroco. De aquí pasó a las Cortes absolutistas de España y Francia donde el Barroco fue un arte al servicio del poder real, instrumentalizado por la Iglesia y el Rey y popularizado para tener bien amarrado al pueblo.
Pero el Barroco no es sólo Contrarreforma. También fue el soporte plástico de la Reforma y también se dio en los países republicanos y protestantes, aunque con notables diferencias. Por eso conviene estudiar por separado los dos Barrocos, el católico y el protestante porque al igual que las doctrinas religiosas, las dos artes se endurecieron y separaron radicalmente. Si en el Renacimiento era difícil a veces distinguir una obra flamenca de otra francesa o española hecha al estilo flamenco, en el Barroco resulta imposible confundir los dos tipos de arte en los que se dividió Europa.

Pueden distinguirse cuatro tendencias simultáneas en el Barroco.
1.- Arte barroco cortesano y católico, es el que se hace en las principales cortes europeas, por ejemplo la del Papa. Es un arte más sensual que conceptual, de carácter monumental y decorativo.
2.- Barroco clasicista, riguroso de forma, realizado por la Corte más absolutista de todas: la francesa, un barroco al servicio de Luis XVI.
3.- Barroco hispánico. Se da en España, Portugal e Hispanoamérica. Es eclesiástico, naturalista, efectista, teatral y muy simbólico, busca efectos en general y subyace en él todo un sustrato ideológico.
4.- Barroco de los países protestantes. Holanda y Alemania sobre todo. Es un arte sencillo e intimista, realista, cargado de simbolismos y destinado no al poder sino a la sociedad burguesa. Es sobre todo pintura.


EL ARTE BARROCO ITALIANO


Características generales.
La evolución de la arquitectura es diferente a la de la pintura y la escultura. El arte está ahora más cerca de la sociedad y del pueblo. Es también un fiel reflejo de la época de crisis. Es un arte de teatro y de propaganda, eclesiástica y oficial monárquica. Es también un arte popular, simbólico, con una iconografía y unos emblemas propios.
Representa y logra la unidad de todas las artes en un todo. Hay obras de arte que son arquitectura, escultura y pintura a la vez: El Baldaquino de San Pedro es esa unidad del arte, o el Transparente de Narciso Tomé.

Encargante: Papa Urbano VIII.
Ubicación: Basílica de San Pedro (Vaticano, Roma)
Estilo artístico: Barroco
Dimensiones: 26 m. de altura.
Superficie o materiales: Bronce

Detalles de la imagen 'Baldaquino de la Basílica de San Pedro. Bernini. 1624-1633'

• Columnas: El baldaquino se sostiene por cuatro columnas salomónicas ricamente decoradas con elementos de la naturaleza. Además, se ve decoración de racimos de uva y abejas, en alusión a la familia Barberini y su escudo. Este tipo de columnas no se usaban desde la Antigüedad y tienen un orden personalizado.
• Bronce: Para hacer la gran obra utilizó el bronce del Panteón, lo que suscitó muchas críticas.
• Sol: Sobre los entablamentos podemos ver decoración de soles, otro símbolo de la familia Barberini.
• Palio: Con esta estructura, Bernini imitaba los palios de las procesiones, sobre todo la de la canonización de Santa Isabel de Portugal. (Palio, especie de dosel bajo el que se coloca el Santo Sacramento).
• Tumba: Este gran baldaquino de bronce sustituyó a uno antiguo que se había erigido encima de la tumba de San Pedro. A su vez, este baldaquino estaba justo debajo de la cúpula de Miguel Ángel. Por lo tanto, queda emplazado en el lugar más importante de la basílica y sirve de marco a la cátedra de San Pedro, que se encuentra justo detrás.
• Paloma: Una paloma dorada simboliza el Espíritu Santo.
• Remate: El remate es una serie de figuras alegóricas que están en las cuatro esquinas. Además, todo el baldaquino se remata con un globo terrestre y una cruz. Simbolizaría que Cristo está presente en todo el mundo por medio de la familia Barberini, ya que los elementos de su escudo están siempre presentes.
• Cátedra: Al fondo vemos la cátedra de San Pedro, también realizada por Bernini.
Está en el final del eje que hace de camino entre la Plaza y el ábside. La idea del baldaquino no es original de Bernini pero sí es original su escala. El baldaquino es una
antigua construcción provisional que servía para alojar a personas importantes. El soporte son cuatro columnas helicoidales o torsas, decoradas con racimos de vid. Este tipo de columna tampoco es original de Bernini, es muy antigua, pero es él quien la incorpora al Barroco como un orden nuevo, dándole ese sentido de monumentalidad. Esta columna salomónica de orden gigante va a repetirse mucho en todo el Barroco.
Lo que sostienen las cuatro columnas es un entablamento curvado con guardamalletes (son como bordes de tejido de una tienda de campaña que cuelgan de los mástiles). Esto es una pervivencia de cómo eran los antiguos baldaquinos. La cubierta iba a ser una cúpula pero él la sustituyó por cuatro volutas que se juntan en el centro sosteniendo una bola del mundo con una cruz encima. Así queda abierta la cubierta dándole más dinamismo. Esta obra tiene su éxito en la fusión entre arquitectura, escultura (los ángeles de las esquinas) y la pintura (el color del bronce y el blanco de los materiales de la base). Esta es la obra cumbre del Barroco y de Bernini.
Produce una mutación del las formas artísticas para confundir al espectador, para confundir la realidad, pretende hacer ilusoria la realidad y encubrirla en un mundo de fantasía. Es un arte dinámico, movido, antiestático, representa lo provisional de la vida, lo fugaz, lo mutacional. Ya no es un mundo perfecto y quieto sino un mundo subjetivo que cambia conforme lo estamos mirando.

Se siguen empleando elementos del repertorio clásico pero mutándolos y dándoles funciones nuevas, retorciéndolos y dándoles más dinamismo. El Barroco es un arte retórico, de discurso, el arte de mezclar lo verdadero con lo probable para convencer al espectador. Es el arte por antonomasia del Absolutismo de Estado y de la Iglesia que se afirma ahora poderosísima. Este absolutismo hace que se use el arte como
propaganda para inculcar en los súbditos la grandeza del rey o del Papa.

Para eso se utiliza la arquitectura, la escultura, la pintura y el arte provisional, que eran construcciones como capillas por ejemplo, carrozas, arcos de triunfo en madera o cartón-piedra para sacarlas en las procesiones o cuando venía algún personaje importante, etc. Este era un arte en la calles, un arte de propaganda. Las cabalgatas o
procesiones se crean ahora en el s. XVII como manifestaciones de este arte popular.

Bernini y Borromini son las dos figuras más importantes del barroco italiano e internacional. Pero son diferentes y trabajan de diferente manera. Cada uno representa las dos caras del arte en Italia: el arte triunfante y oficial y el arte para pequeños demandantes aunque de mayor calidad que el primero.

Bernini
Nace en 1598 y muere en 1680. Es la figura más destacada del Barroco italiano y se dedicó a la arquitectura y a la escultura sobre todo, aunque también fue dramaturgo y diseñador de sus propios decorados y vestuarios. Hizo también arquitectura provisional. Fue un hombre de genio precoz, se le atribuyen esculturas de gran calidad a los 10 y 11 años de edad. Tiene un virtuosismo innato de alta inteligencia práctica y una profunda sensibilidad emocional.

Gozó de una coyuntura histórica excepcional. Su vida fue una auténtica carrera de éxitos desde los 21 años en que es nombrado caballero. Era brillante y aristocrático en el trato, con un gran talento para crear con rapidez. Supo colmar los ideales creativos de su tiempo. Tenía una mentalidad práctica y representa el arte al servicio del poder. Aceptó la Contrarreforma y no cuestionaba la finalidad que pudieran tener sus
obras al servicio de los grandes. Fue el protegido por excelencia de los Papas, sirvió a 8 Papas además de a Cardenales y al Rey Luis XIV de Francia. Fue el protegido de Urbano VIII, uno de los Papas con más personalidad (l623-1644).
Bernini había nacido en Nápoles y se había formado en Bolonia en la escultura manierista. Se formó con su padre que era escultor y en sus primeras obras se aprecia el manierismo florentino. Cuando se estableció en Roma aprendió la escultura helenística del Vaticano y la pintura del S. XVI, sobre todo a Miguel Ángel.

Su actividad más continua es la de escultor. Sólo pintó de 1620 a 1630, realizando buenas obras por su dominio del dibujo y del color. Influido por el papa Urbano VIII cursó estudios de arquitectura porque quería que Bernini fuera su Miguel Ángel. Como arquitecto no haría obras importantes hasta 1658. Anteriormente se formó con la arquitectura de su entorno y fijándose sobre todo en la de Borromini.

Se le considera el último arquitecto clásico y a Borromini el primer arquitecto moderno, con planteamientos muy revolucionarios. Bernini representa el espacio dado de antemano, no se plantea su proyecto desde el espacio porque siempre contaba con todo el que quería. Borromini en cambio debe adaptar su diseño al espacio dado de antemano partiendo en la arquitectura de fuera a dentro. Así Borromini era capaz de hacer una planta rara, condicionada por el espacio, mientras que Bernini juega con el espacio que él ha elegido. Bernini representa el Barroco del poder y Borromini el Barroco de los
pobres, siempre enmarcados los dos por este Barroco elegante y muy clásico que se desarrolla en Italia.

La Plaza de San Pedro. Vaticano.
Bernini contaba con un amplio espacio creado artificialmente para él. Debía crear una plaza grandiosa. Pero había dos problemas: adosar la plaza a la fachada y que ésta quedara equilibrada con la plaza, que una parte no hiciera pequeña a la otra. La solución fue no poner la plaza pegada a la fachada sino separada por medio de unos grandes brazos convergentes que, simbólicamente, sirven para acoger a las multitudes. Así la fachada queda al fondo y la plaza se hace independiente. Además las anchuras de una y de otra son diferentes. Los brazos continúan por la plaza en sentido circular-elíptico, en
forma de pórticos con gigantescas columnas de orden dórico muy severo y con efectos de perspectiva elíptica.

Plaza de San Pedro.

Borromini, Francesco Castello
Nació en la Lombardía pero se estableció pronto en Roma y adoptó el sobrenombre de Borromini. En Roma fue elegido por Maderna para ser su discípulo y con él trabajó hasta 1629 cuando murió el maestro. A pesar de esto el estilo de Borromini no tiene nada que ver con el de su maestro. Después empezó a trabajar con Bernini hasta
1634 cuando se independiza y empieza a trabajar solo, sobre todo para órdenes nuevas y pobres como los Filipenses y los Franciscanos. En 1667 murió suicidándose
después de destruir casi todos sus dibujos.

San Carlo alle Quattro Fontane

Fachada de San Carlo alle Quattro Fontane.

Borromini evitó la linearidad del clasicismo y eligió un esquema oval, que representara la cosmovisión de ese entonces, en lugar de la más simple forma circular, utilizada en el Renacimiento, bajo una cúpula también oval estructurada mediante un sistema de cruces y octógonos que se van reduciendo hasta la linterna superior, fuente de toda la luminosidad del oscuro interior. El edificio es pequeño, ya que la fachada entera podría caber en uno de los pilares de la Basílica de San Pedro.

La forma oval de la nave se ve articulada y disuelta en un ritmo de convexidades y concavidades que muestran una de las cumbres de los interiores barrocos, tal como lo describen Trachtenberg y Hyman:

"Diseñó los muros en ondas entrantes y salientes , como si no fueran de piedra sino de un material flexible puesto en movimiento por un espacio energético, arrastrando consigo las profundas tablaturas, cornisas, molduras y frontones"

Lo intrincado de su geometría es mucho más osada y menos recargada en decoraciones figurativas que la iglesia de Sant'Andrea al Quirinale, obra de Bernini ubicada a pocos metros sobre la misma calle.

La obra de Bernini, cuya construcción se inició algunos años después, presenta un drama escultórico incrustado en la arquitectura. San Carlo, en cambio, ofrece una dramatización del espacio a través de la racionalidad y la geometría.

Los elementos ondulados de la fachada (1662-1667), unidos por una cornisa serpenteante y esculpidos con nichos, son así mismo piezas maestras que influirían con fuerza en la arquitectura de Nápoles y en el barroco siciliano.

Arquitectura
La característica principal de la arquitectura barroca fue la utilización de composiciones basadas en líneas curvas, elipses y espirales, así como figuras policéntricas complejas compuestas de motivos que se intersecaban unos con otros. La arquitectura se valió de la pintura, la escultura y los estucados para crear conjuntos artísticos teatrales y exuberantes que sirviesen para ensalzar a los monarcas que los habían encargado.

Contrariamente a las teorías según las cuales el movimiento barroco surgió a partir del Manierismo, fue el Renacimiento tardío el movimiento que acabó desencadenando en último término el Barroco. De hecho, la arquitectura manierista no fue suficientemente revolucionaria para evolucionar radicalmente, en un sentido espacial y no sólo superficial, a partir de los estilos de la antigüedad a los nuevos fines populares y retóricos de la época del contrarreformismo.

Ya en el siglo XVI, Miguel Ángel Buonarroti había anunciado el Barroco de una forma colosal y masiva en la cúpula de la Basílica de San Pedro de Roma

Cúpula de la Basílica de San Pedro de Roma.

así como las alteraciones en las proporciones y las tensiones de los órdenes clásicos expresados en la escalera de acceso a la Biblioteca Laurenciana de Florencia

Estas intervenciones habían suscitado diversos comentarios en su época por su brusca alteración de las proporciones clásicas canónicas. No obstante, en otras obras Miguel Ángel había cedido a la influencia manierista, por lo que fue sólo tras el fin del Manierismo cuando se redescubrió a Miguel Ángel como el padre del Barroco.

El nuevo estilo se desarrolló en Roma, y alcanzó su momento álgido entre 1630 y 1670; a partir de entonces el Barroco se extendió por el resto de Italia y de Europa, mientras que en el siglo XVIII Roma volvió de nuevo al Clasicismo siguiendo el ejemplo de París.

La influencia del Barroco no se limitó al siglo XVII; a principios del siglo XVIII se desarrolló el estilo denominado Rococó, que no siendo una pura continuación del primero podría ser considerado como la última fase del Barroco.


Escultura barroca
La escultura barroca se desarrolla a través de las creaciones arquitectónicas, sobre todo en estatuas, y también en la ornamentación de ciudades en plazas, jardines o fuentes.

Características generales

-La tendencia a la representación de la figura humana con una objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares.

-Realización de esquemas compositivos libres del geometrismo, lo que choca con la proporción equilibrada del renacimiento. La escultura barroca se proyecta dinámicamente hacia afuera. Esta inestabilidad se manifiesta en la inquietud de los personajes, en las escenas y en la amplitud y ampulosidad del ropaje.

-Representación del desnudo en su estado puro, como una acción congelada, conseguido con el influjo de la composición asimétrica, donde predominan las diagonales, los cuerpos sesgados y oblicuos, la técnica del escorzo y los contornos difusos e intermitentes, que dirigen la obra hacia el espectador con un gran expresionismo.

-Se da gran importancia al desnudo, creando grupos compositivos que permiten la contraposición de las mujeres al incidir la luz sobre las superficies de las esculturas..

-Se utiliza preferentemente la madera, el mármol, etc...

La escultura barroca en Italia
En Italia, la cuna del arte barroco, destaca el escultor Gian Lorenzo Bernini, que domina con perfección la técnica que aprendió de su padre Pietro Bernini, escultor manierista, y el estudio de los modelos clásicos y renacentistas. Bernini eclipsó al resto de artistas y fue considerado el Miguel Ángel del siglo XVII. Acostumbraba a representar las figuras de sus obras en el momento de máxima tensión y a usar el desnudo en sus composiciones.
Bernini es el intérprete de la Contrarreforma católica, de la Iglesia triunfante y su glorificación. Posee fuertes influencias helenísticas. Su escultura se caracteriza por la teatralidad compositiva, que resuelve en escenas. Es un gran arquitecto, por lo que pone la escultura al servicio de la arquitectura. Busca efectos emotivos con el fin de conmover, para lo que emplea el escorzo y las posiciones violentas y desequilibradas.

Renacimiento
• Simetría
• Plasticidad
• Naturalismo idealizado
• Estatismo (o movimiento en potencia)
• Retrato idealizado
• Superficies tersas

Barroco
• Asimetría y varios puntos de vista.
• Pictoricismo, detallismo
• Naturalismo pleno
• Movimiento en acto.
• Retrato espiritual.
• Superficies de varias calidades.

Tiene obras mitológicas como Apolo y Dafne, religiosas, baldaquino de San Pedro, Transverberación de santa Teresa, Santa María de la Victoria, fuentes de los Cuatro Ríos o de la Barcaza, y retratos, busto de Luís XIV y del cardenal Borghese, etc.

Apolo y Dafne

Mito
Cuenta el mito que Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria».

La transformación la relata Ovidio en el poema Las metamorfosis. Este mito ilustra el origen de uno de los símbolos típicos del dios, la corona de laurel.

Estilo
Bernini captura la transformación de Dafne con intensa emoción, retratando las diferentes etapas de sus cambios. Al igual que sucede en otra de sus obras, El Rapto de Proserpina, la obra nos pide que interactuemos con ella: vista desde la espalda de Apolo, la figura de Dafne queda oculta, mostrándonos sólo el árbol en que se transforma, de modo que girando alrededor de la estatua tenemos una visión en el tiempo de la metamorfosis de la ninfa.

La contraposición de los elementos y el uso del claroscuro reflejan la fuente de la escultura helenística de la que bebe Bernini. También en el periodo helenístico existía esta percepción de Apolo como un muchacho andrógino, joven y delgado, con un peinado casi femenino, aspectos representados también en esta estatua.

Aunque Apolo predicaba la virtud griega de la Sofrosina, la moderación y la sobriedad, esta estatua le muestra persiguiendo desesperadamente a su amor, en vano.

Es el momento crucial: Apolo toca a Dafne y a ésta le empiezan a salir de los cabellos ramas y hojas de árbol y de los pies raíces de laurel. Bernini en esta escultura sienta las bases de la escultura barroca. Capta el instante fugaz, dinámico de la naturaleza real. Este dinamismo se acentúa con la carrera, los dos van corriendo y Apolo está asiendo a Dafne.

Es un bloque asimétrico con un pie y un brazo fuera del bloque. Se forman así dos esquemas diagonales, uno con el brazo de Dafne y la pierna de Apolo y otro paralelo con el pelo de Dafne y el brazo de Apolo.

Esta escultura se inspiró en el Apolo Belvedere de Leocares. La composición se realiza en plano-relieve, encontrándose llena de dinamismo y difuminación. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes y aspectos que reflejan el interés por la representación de las esculturas.

Apolo de Belvedere atribuida a Leócrates.


Pintura barroca
.

Características generales

-Las obras pictóricas barrocas, liberadas de la geometría de los cuadros del renacimiento, se caracterizaron por la composición radial, en la que personajes y objetos parecían salir disparados desde el punto central hacia las diagonales, que se cruzan indefinidamente en planos diferentes, creando la sensación de que los personajes se escaparán del cuadro.

-Se desarrollan nuevos géneros como los bodegones, paisajes, retratos, Vanitas, cuadros de género o costumbristas, así como se enriquece la iconografía de temas religiosos.

-Existe una tendencia y una búsqueda del realismo que se conjuga con lo teatral y lo efectista.Las formas son voluptuosas y exageradas y las figuras cobran expresividad y, envueltas en mórbidas telas, se abrazan las unas a las otras en actitudes patéticas y dramáticas, a veces, incluso imposibles.

-El color, la luz y el movimiento, son los elementos que definen la forma pictórica. El color predomina sobre la línea. Incluso, los efectos de profundidad, perspectiva y volumen se consiguen más con los contrastes de luz y de tonalidades del color que con las líneas nítidas y definidas del dibujo. La luz se convierte en un elemento fundamental en la pintura barroca. La luz dibuja o difumina los contornos, define también el ambiente, la atmósfera del cuadro, y matiza los colores. La utilización de la técnica del claroscuro llega a la perfección gracias a muchos pintores del Barroco.

-Se pretende transmitir sensación de movimiento. Las composiciones se complican, se adoptan perspectivas insólitas y los volúmenes se distribuyen de manera asimétrica. Mientras que la dinámica del espacio, la visión de las escenas en profundidad, la estructuración de las composiciones mediante diagonales y la distribución de manchas de luz y de color, configuran el espacio como algo dinámico, donde contornos se diluyen y las figuras pierden relevancia frente a la unidad de la escena.

-Se produce en esta época un dominio absoluto de la técnica pictórica, tanto en la pintura al óleo sobre lienzo como en la pintura al fresco. Ello permite alcanzar un gran realismo en la representación pictórica. Se logra la imitación de la realidad teorizada por los renacentistas pero sin la idealización y concepción propias del siglo anterior.

-El dominio de la técnica, que logra representar con gran fidelidad la realidad, hace que se intente en ocasiones engañar al espectador por medio de trampantojos. El pintor barroco gusta de perspectivas ilusionistas, especialmente en las Bóveda, que se intentan «romper» visualmente, mediante la representación del cielo y la sugerencia del infinito, recurso pictórico que ya había utilizado Mantegna en la Habitación de los esposos del siglo XV, o Correggio en sus frescos de Parma. Estas decoraciones ilusionistas proliferaron en toda la segunda mitad del siglo y se prolongaron más allá, en el Rococó, en grandes palacios de toda Europa, reforzando el engaño no ya sólo con elementos pictóricos sino reforzándolo mediante el uso de estucos y dorados.

- Es la época del hedonismo de Rubens, con sus cuadros alegóricos de mujeres regordetas luchando entre robustos guerreros desnudos y expresivas fieras, de los excelsos retratos de Velázquez, del realismo y el naturalismo absoluto de Caravaggio y de Murillo, del dramatismo de Rembrandt, etc.


Pintura barroca de Italia
Dos son los principales movimientos artísticos, el tenebrista Caravagismo y el clasicismo romano-boloñés. La pintura barroca italiana se convirtió, como el resto del arte barroco, en un instrumento de la Iglesia Católica al servicio de la Contrarreforma, de manera que los pintores se convirtieron, gracias a sus obras, en un intermediario necesario para alcanzar con eficacia el ánimo de los fieles.

Características

El arte era el medio a través del cual la Iglesia católica triunfante persuadía a los herejes, los dudosos, y conseguía mantener la presión protestante más allá de las fronteras italianas. Para lograr este ambicioso objetivo, el arte debía tener capacidad para seducir, conmover, conquistar el gusto, no ya a través de la armonía del Renacimiento sino mediante la expresión de emociones fuertes. Ciertamente, el Barroco es el estilo de la Contrarreforma en el sentido de que este movimiento católico lo usó para propagar sus ideas, pero no puede ignorarse que se cultivó igualmente en países protestantes (las Provincias Unidas, destacadamente).

La fascinación visceral del estilo barroco deriva de una implicación directa de los sentidos. En la pintura barroca no se apelaba al intelecto ni a la sutileza refinada del manierismo, el nuevo lenguaje apuntaba directamente al estómago, a las vísceras, a los sentimientos del observador, o dicho con mayor exactitud, del espectador. Se empleaba una iconografía lo más directa posible, simple, obvia, pero al mismo tiempo teatral.

La pintura italiana de la época trata de romper con las formas del manierismo, ya mal vistas. Y lo hace con dos tendencias a su vez opuestas entre sí, el naturalismo y el clasicismo.

Caravaggio
Michelangelo Merisi da Caravaggio
Nacimiento 29 de septiembre de 1571. Milán, Italia.
Fallecimiento 18 de julio de 1610, 38 años. Porto Ércole, Italia.

Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, 29 de septiembre de 1571 – Porto Ércole, 18 de julio de 1610) fue un pintor italiano activo en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia entre los años de 1593 y 1610. Es considerado como el primer gran exponente de la pintura del Barroco.

Salvo en sus principios, Caravaggio produjo mayoritariamente pinturas religiosas. Sin embargo, a menudo escandalizaba y sus lienzos eran rechazados por sus clientes.El tenebrismo, consistente en exagerar los contrastes lumínicos mediante la utilización del claroscuro, aprovechando todas las posibilidades expresivas de la luz, fue iniciado por él.

Dos de los reproches habituales eran el realismo de sus figuras religiosas rozando el naturalismo temprano, así como la elección de sus modelos entre la gente de más baja condición.

En lugar de buscar bellas figuras etéreas para representar los actos y personajes de la Biblia, Caravaggio prefería escoger a sus modelos de entre el pueblo: prostitutas, chicos de la calle o mendigos posaron a menudo para los personajes de sus cuadros. Para La Flagelación, compuso una coreografía de cuerpos en claroscuro con un Cristo en movimiento de total abandono y de una belleza carismática. Para el San Juan Bautista con el carnero, muestra a un jovenzuelo de mirada provocativa y en posición lasciva –se decía que el modelo era uno de sus amantes

San Juan Bautista con el carnero
Fecha:1602
Características:132 x 97 cm.
Museo: Museos Capitolinos

Caravaggio rompió moldes a la hora de representar aquellos temas tradicionales de la pintura religiosa, lo que causó no pocos escándalos, amores y odios entre la sociedad artística romana. Afortunadamente para él, su alto grado de perfección técnica y las complejas elaboraciones intelectuales que respaldaban sus lienzos le proporcionaron la protección de poderosas familias aristocráticas. Así es el caso de este San Juan Bautista, que fue realizado para la familia Mattei, y que a juzgar por la copia que el mismo Caravaggio ejecutó inmediatamente, alcanzó gran éxito entre sus compradores y amigos. Caravaggio se aleja de la tradicional representación de un San Juan ermitaño, penitente en el desierto y vestido pobremente. Por el contrario, pinta a un muchacho en la plenitud de su belleza adolescente, con una mirada de cómplice simpatía con el espectador, casi podría decirse que con un gesto coqueto. De tal modo, la iconografía del personaje se vuelve difícil de desentrañar y la única manera de identificarlo con el profeta son los atributos que el pintor coloca a su alrededor, casi accidentalmente: el carnero, que es símbolo del sacrificio, las hojas de vid, símbolo de la resurrección de Cristo, las ropas hechas con piel que el profeta portaba en su retiro del desierto... La contorsión de la figura nos habla de un resto manierista que Caravaggio ostentó en los primeros años de su producción. El retorcimiento de la figura que se vuelve para mirarnos, en un equilibrio inestable que parece va a dar con sus huesos en el suelo, el hermoso desnudo masculino, todos son rasgos que evidentemente el artista tomó de los frescos de Miguel Angel Buonarrotti en la Capilla Sixtina. Pero mientras Miguel Angel nos representaba idealizaciones monumentales de efebos, profetas, putti y atlantes, Caravaggio nos muestra a un chicuelo desnudo, perfectamente natural y cercano, tan espontáneo que su presencia desenfadada nos turba.

La posición de la Iglesia al respecto da testimonio de cierta esquizofrenia: por una parte, este tipo de vulgarización de la religión le interesa mucho en una época en la que la contrarreforma se extiende por la Italia católica, con el fin de mostrarse bajo una apariencia humana en contraste con la austeridad pregonada por el protestantismo: por otra parte, la representación de los santos bajo rasgos vulgares de golfos salidos de los bajos fondos fue juzgado incompatible con los valores de pureza y de santidad quasiaristocráticos que transmitía la Iglesia de aquella época.

Este sentimiento se reforzó por la elección de Caravaggio de preocuparse enormemente por el realismo en la ejecución de sus figuras: rechazaba corregir las imperfecciones de sus modelos para representarlos más «bellos» o de un modo más acorde a las visiones que la Iglesia tiene de sus santos. Por ejemplo, la primera versión de su San Mateo y el ángel fue rechazada no sólo por la sensualidad del ángel, que fue juzgada como trivial, sino también por la suciedad de los pies del santo, minuciosamente reproducida del modelo.

San Mateo y el Ángel (1599) -perdida.

En esta primera versión del lienzo (1599) aparece San Mateo escribiendo el Evangelio con un ángel guiándole la mano. Fue rechazada al considerarse que representaba a san Mateo con una cierta falta de decoro, siendo un viejo vulgar y torpe, con las piernas llenas de varices y callos en los pies. Así fue adquirido por el conde Giustiniani. Esta obra desapareció en 1942 durante los bombardeos sobre Berlín.

San Mateo y el Ángel (1600)

Caravaggio realizó una segunda versión en el año 1600. En ésta el evangelista aparece representado de un modo diferente, lleno de dignidad en su porte. Éste se encuentra de pie, tomando el dictado muy atento, pero el ángel ya no tiene que guiar su mano.

El cardenal Cherasi encargó a Caravaggio en el año 1600 dos lienzos para la capilla que lleva su nombre en Santa Maria del Popolo, así como otro a Anibale Carracci. Estas dos obras eran la Conversión de Saulo, de la cual realizó dos versiones, y la Crucifixión de San Pedro.

La pintura de Caravaggio que causaría el mayor escándalo a los ojos de la Iglesia fue La muerte de la Virgen, por la representación tan realista del cuerpo de la Virgen María con el vientre hinchado -acompañado de sulfurosos rumores según los cuales el modelo habría sido el cadáver de una prostituta encinta ahogada en el Tíber. Así, la consideración de la Iglesia católica hacia Caravaggio y sus cuadros oscilará de un extremo a otro de su carrera entre el acogimiento entusiasta y el rechazo absoluto. El pintor encontrará en ella sus mayores protectores –como el cardenal Del Monte- así como a sus más grandes enemigos.

Muerte de la Virgen. (Morte della Vergine).1606
Óleo sobre lienzo. 369 cm × 245 cm.
Museo del Louvre, París.

Análisis del cuadro
Es un lienzo de gran tamaño representando la muerte de la Virgen María. Era un tema debatido y no resuelto por la doctrina católica. Este cuadro se realizó en un tiempo en que el dogma de la Asunción de María no se había enunciado formalmente ex cátedra por el Papa. Aunque su asunción en cuerpo y alma sea un dogma, no hay evidencia documental en relación con la muerte de la Virgen. Cómo murió no es un dogma. Algunos imaginaron una dormición post-mortem como un momento en el que Dios resucitó su cuerpo no pútrido y lo llevó al cielo. Otros señalaron que no sintió dolor ni enfermedad, ni miedo por la muerte, pues murió sin pecado, y que ella fue asumpta en cuerpo sano y alma antes de la muerte.

La pintura recuerda al Entierro de Cristo en el Vaticano en cuanto a su tamaño, sobriedad y el naturalismo fotográfico. Su naturalismo es típico de la Contrarreforma.

Las figuras casi tienen tamaño real. El centro de atención del cuadro es la figura de la Virgen María, representada de manera muy parecida a una mujer del pueblo, sin atributos místicos, evidenciándose su santidad sólo en el halo. Por otro lado, la María de Caravaggio sí está muerta; sus pies, hinchados. No hay una nube de querubines llevándola al cielo como hizo una década antes Carracci en la Capilla Cerasi. No representa una asunción sino su muerte, con la mano apuntando al suelo. Si sintió dolor o no es algo que no se sabe, pero queda claro que es víctima de una enfermedad. Sus contemporáneos acusaron a Caravaggio de usar como modelo de la Virgen a una prostituta.


Alrededor de la Virgen se encuentran María Magdalena y los Apóstoles. En primer plano, María Magdalena llora sentada en una simple silla, con la cabeza entre las manos. Los Apóstoles, a su alrededor, también se muestran entristecidos, pero no mediante expresiones exageradamente emotivas, sino ocultando los rostros. Caravaggio, maestro de los lienzos oscuros y tenebristas, no está interesado en un ejercicio manierista que capte la variedad de emociones. De alguna forma este es un dolor silencioso, no una llamada a los plañideros. Los gemidos discurren en un silencio emocional sin rostro. El hombre mayor a la izquierda puede ser san Pedro, y el que se arrodilla, a su lado, quizá sea Juan el Evangelista.

La escena transcurre en un ambiente humilde. Los colores son muy oscuros, con los únicos toques luminosos del rojo de la ropa de la muerta y un gran telón rojo que pende por la parte superior del lienzo, motivo usual en un cuadro fúnebre. Es prácticamente el único elemento de una escenografía pobre.

Nada hay en este cuadro que revele la naturaleza sagrada de su tema. Su tratamiento es naturalista, incluso brutal y de gran crudeza, lo que motivó su rechazo. Para comprender el cuadro se ha de tener presente que Caravaggio estaba próximo a las posiciones pauperísticas de muchos movimientos religiosos contemporáneos, como los Oratorianos, sus variantes iconográficas fueron realizadas teniendo presente las exigencias devocionales de estos movimientos: la Virgen es retratada como una joven, porque representa alegóricamente la Iglesia inmortal, mientras que el vientre hinchado, simboliza la gracia divina de la que está "grávida". Algunos consideran inadecuado este último particular, nace la leyenda de que el artista se inspiró en una prostituta ahogada en el río Tíber.

Se trata de una obra trascendental dentro de la historia de la pintura. El tema sagrado se ha despojado de todo manierismo e irrealidad. Los personajes se representan según modelos del natural, personas del pueblo, y se iluminan de manera tenebrista. Representa de manera realista el dolor de la pérdida de un ser querido. En este sentido, se acerca al tratamiento que pintores de la Reforma como Rembrandt dieron a los temas religiosos.

En 1606 asesinó a un hombre durante una reyerta, por lo que huyó de Roma pues las autoridades habían puesto precio a su cabeza. En 1608 se vio nuevamente envuelto en otra riña, lo que se repitió más tarde en Nápoles hacia 1609, ocasionado posiblemente por un atentado en su contra, realizado por sus enemigos. Tras estos incidentes, su carrera fue decayendo, lo que le ocasionó una depresión que degeneró en su muerte dos años más tarde.

La contrarreforma motivó la necesidad de crear más iglesias para difundir la doctrina, por lo que las pinturas fueron imprescindibles para su decoración. La Contrarreforma necesitaba buscar un nuevo arte que expresase de mejor forma la doctrina católica en contraposición al protestantismo. Tomando como base las reglas del manierismo, Caravaggio creó una nueva forma de naturalismo, en la que combinó figuras cerradas con la observación física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el aprovechamiento del claroscuro, es decir, el uso de luces y sombras.

En su tiempo Caravaggio fue famoso, apreciado, reconocido y además ejerció gran influencia sobre sus contemporáneos. Sin embargo, en siglos posteriores su fama fue eclipsada por otros pintores de su época como Poussin, Rubens o Rembrandt, si bien todos ellos acusaron su influencia en mayor o menor medida. Fue hasta el siglo XX cuando su figura recobró importancia al estudiarse nuevamente el arte barroco italiano. Desde el estudio del barroco, se pudo apreciar nuevamente al manierismo, y con él a Caravaggio. Andre Berne-Joffroy, secretario de Paul Valéry, dijo acerca del artista italiano: «Caravaggio comenzó con su arte algo simple, la pintura moderna».

Artemisia Gentileschi
Nombre completo: Artemisia Lomi Gentileschi
Nacimiento: 8 de julio de 1593 Roma
Fallecimiento: 1654 (57) Nápoles
Nacionalidad: Italiana

Artemisia Lomi Gentileschi (Roma, 8 de julio de 1593 - Nápoles, hacia 1654) fue una pintora caravaggista italiana, hija del pintor toscano Orazio Gentileschi (1563-1639).

Vivió en la primera mitad del siglo XVII. Tomó de su padre, Orazio, el límpido rigor del dibujo, injertándole una fuerte acentuación dramática, tomada de las obras de Caravaggio, cargada de efectos teatrales; elemento estilístico que contribuyó a la difusión del caravaggismo en Nápoles, ciudad a la que se trasladó en 1630.

Firmó a los diecisiete años su primera obra, (aunque muchos sospecharan entonces que fue ayudada por su padre): Susana y los viejos, 1610, colección Schönborn en Pommersfelden).

El cuadro muestra cómo Artemisia había asimilado el realismo de Caravaggio sin permanecer indiferente al lenguaje de la escuela de Bolonia, que tuvo a Annibale Carracci entre sus mejores artistas. A los diecinueve años, dado que el acceso a la enseñanza de las academias profesionales de Bellas Artes era exclusivamente masculino, y por tanto le estaba prohibido, su padre le dio un preceptor privado, Agostino Tassi. Con él estaba trabajando en aquel tiempo Orazio, en la decoración de las bóvedas de Casino della Rose dentro del Palacio Pallavicini Rospigliosi en Roma.

Un escándalo marcó su vida. Tassi la violó en 1612. Al principio, él prometió salvar su reputación casándose con ella, pero más tarde renegó de su promesa, pues ya estaba casado, y Orazio lo denunció ante el tribunal papal. La instrucción, que duró siete meses, permitió descubrir que Tassi había planeado asesinar a su esposa, cometió incesto con su cuñada y había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi. Del proceso que siguió se conserva documentación exhaustiva, que impresiona por la crudeza del relato de Artemisia y por los métodos inquisitoriales del tribunal. Artemisia fue sometida a un humillante examen ginecológico y torturada usando un instrumento que apretaba progresivamente cuerdas en torno a los dedos — una tortura particularmente cruel para un pintor. De esta manera se pretendía verificar la veracidad de sus acusaciones, pues se creía que si una persona dice lo mismo bajo tortura que sin ella, la historia debe ser cierta. Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios. Las actas del proceso han influido grandemente en la lectura en clave feminista, dada en la segunda mitad del siglo XX, a la figura de Artemisia Gentileschi.

Este es el testimonio de Artemisia en el proceso, según los documentos de la época:

Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne
Eva Menzio (editora), Artemisia Gentileschi, Lettere precedute da Atti di un processo di stupro, Milán, 2004

La pintura Giuditta che decapita Oloferne (Judith decapitando a Holofernes) (1612 - 1613), que se exhibe en la Galleria degli Uffizi de Florencia impresiona por la violencia de la escena que representa, y ha sido interpretada en clave psicológica y psicoanalítica, como un deseo de venganza respecto a la violencia que ella había sufrido.

Judith decapitando a Holofernes

Entre sus admiradores tiene un puesto de especial relieve Buonarroti el joven (sobrino del gran Miguel Ángel): empeñado en construir la Casa Buonarroti para celebrar la memoria de su ilustre antecesor, encargó a Artemisia la ejecución de una tela destinada a decorar el techo de la galería de pinturas.

La pintura en cuestión representa una Allegoria dell'Inclinazione (esto es, una alegoría del «talento natural»), representada en forma de una joven mujer desnuda que sostiene una brújula. Se cree que la atractiva figura femenina tenía los rasgos de la propia Artemisia, que -como sostenían las informaciones mundanas de la época- fue una mujer de extraordinario atractivo.

Allegoria dell'Inclinazione

Representa a una joven desnuda, que sostiene con ambas manos una brújula, sostenida en lo alto, sobre un lienzo de nubes celestes, mientras una pequeña estrella luminosa brilla de frente a su frente rodeada de cabellos rubios que parecen querer rebelarse contra un peinado elaborado.

Representa la alegoría de la inclinación, en el sentido de «propensión a algo», esto es, del talento natural, la predisposición para un arte. Los rasgos de la joven recuerdan los de algunos retratos, como el grabado de Jérome David, y supuestos autorretratos de la pintora.

A través de la alegoría, Artemisia Gentileschi, por entonces de 22 años, habría celebrado así su propia inclinación artística. Cierto o no, se propone una identificación estrecha de la joven de la tela con la figura de Artemisia, es indudable que la pintura tenía una carga de perturbadora sensualidad; carga que hoy sólo se puede imaginar, habiendo un Leonardo di Buonarroto, sobrino nieto del comitente, por desgracia ordenado, a Baldassarre Franceschini llamado el Volterrano, la ejecución, hacia el año 1684, unas vestimentas moralizadoras que cubrieran su desnudez.

Judit y su doncella


En esta tela, de tono marcadamente caravagista, las dos figuras femeninas de Judit y de Abra, su doncella, están representadas de cerca, con un encuadre estrecho; están inmersas en las sombras, iluminadas por una luz como de una vela, que viene de su izquierda.
El lienzo muestra el instante en el que las dos mujeres se preparan para dejar la tienda de Holofernes, con el temor de ser descubiertas por los soldados asirios. Abra sostiene, como si fuese la colada, la cesta en la que han depositado la cabeza cortada de Holofernes. Judit aún empuña, apoyándola en su espalda, la espada con la que ha realizado su venganza hace poco; con la otra mano, posada con un gesto cómplice sobre la espalda de la doncella, parece quererla contener, como turbada por un rumor exterior.
El cuadro se coloca entre las mejores obras de Artemisia Gentileschi. Es soberbia la tensión del rostro de Judit, marcada por una mirada preocupada que se vuelve hacia la salida de la tienda y de un mechón de cabellos que se escapan de su refinado peinado.

Se pone un cuidado minucioso en la representación de la empuñadura de la espada y de las joyas que adornan a la heroína bíblica, como se encuentra en todos sus numerosos cuadros dedicados a la historia de Judit. El amplio turbante de Abra, recreado con varias tonalidades del bianco y del amarillo, muestran inconfundiblemente los signos del aprendizaje desarrollado en el taller de su padre, Orazio Gentileschi.

La crítica no está segura de la datación del cuadro, ubicándose verosímilmente hacia el inicio de la estancia de Artemisia en Florencia. La composición de la escena presenta una gran semejanza con la Judit y su doncella conservada en la Galería Nacional de Oslo, que algunos historiadores del arte atribuyen a la mano de Artemisia, mientras que otros lo hacen a la de su padre Orazio.

José de Ribera
José de Ribera y Cucó (Játiva, España, 12 de enero de 1591 – Nápoles, Italia, 2 de septiembre de 1652); pintor y grabador español del siglo XVII, que desarrolló toda su carrera en Italia y principalmente en Nápoles. Fue también conocido con su nombre italianizado Giuseppe Ribera y con el apodo Lo Spagnoletto («el españolito») debido a su baja estatura y a que reivindicaba sus orígenes firmando sus obras como «Jusepe de Ribera, español» (como en su Apolo y Marsias) o «setabense» (de Játiva) o en varias obras indicando ambas cosas a la vez, siendo común que firmara como «Jusepe Ribera, español, setabense, Partenope» .

Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros. Contribuyó a forjar la gran escuela napolitana (Giovanni Lanfranco, Massimo Stanzione, Luca Giordano...), que le reconoció como su maestro indiscutible; y sus obras, enviadas a España desde fecha muy temprana, influyeron en técnica y modelos iconográficos a los pintores locales, entre ellos Velázquez y Murillo. Sus grabados circularon por media Europa y consta que hasta Rembrandt los conocía. Autor prolífico y de éxito comercial, su fama reverdeció durante la eclosión del realismo en el siglo XIX; fue un referente imprescindible para realistas como Léon Bonnat. Algunas de sus obras fueron copiadas por pintores de varios siglos: Fragonard, Manet, Henri Matisse...

Ribera es un pintor destacado de la escuela española, si bien su obra se hizo íntegramente en Italia y de hecho, no se conocen ejemplos seguros de sus inicios en España. Etiquetado por largo tiempo como un creador truculento y sombrío, mayormente por algunas de sus pinturas de martirios, este prejuicio se ha diluído en las últimas décadas gracias a múltiples exposiciones e investigaciones, que lo reivindican como creador versátil y hábil colorista. Hallazgos recientes han ayudado a reconstruir su primera producción en Italia, etapa a la que el Museo del Prado dedica una exposición en 2011.

Entre las obras más importantes realizadas por Ribera en la década de 1620 está este Sileno ebrio que contemplamos. Está firmado y fechado en 1626, apareciendo la inscripción en un cartel que sostiene en su boca una serpiente, en la zona inferior izquierda. La serpiente tiene diferentes significados y podría aludir a la sabiduría, relacionada con Sileno, dios agrícola griego, seguidor de Baco y relacionado con Sócrates por su sabiduría ya que poseía el don de la profecía. En el cuadro aparece Sileno con sus atributos: la concha que anunció su muerte, la tortuga que simboliza la pereza y el bastón de pastor, sin olvidar que se trababa de un hombre grueso y alegre como aquí aparece representado, mezclando en su personalidad la vulgaridad y la sabiduría. Posiblemente el maestro valenciano representó la fiesta que cada tres años se celebraba para coronar a Baco, participando en la fiesta los sátiros, las ninfas, Pan y el propio Sileno. Uno de los sátiros llamado Priapo intentó seducir a una ninfa llamada Lotis mientras todos dormían. El asno de Sileno empezó a rebuznar en el momento de la seducción por lo que se descubrió el engaño. Bien es cierto que Ribera coloca a Sileno tumbado en el centro de la composición mientras que el burro rebuznando aparece al fondo y un pequeño sátiro ríe a carcajadas. Podría considerarse que el pintor haya dejado al espectador culto que interprete el final. La figura escorzada del dios ocupa todo el primer plano de la composición y a su alrededor encontramos las demás figuras, existiendo cierto agobio espacial. Una vez más el naturalismo se convierte en la característica principal de la composición, alejándose de idealizaciones para tratar al dios y a su corte de bebedores. De esta manera, Ribera realizar una escena de carácter burlesco en el que trata el mundo mitológico con ironía, de la misma manera que hará Velázquez unos años después. La influencia de Caravaggio sigue presente en la técnica empleada, el naturalismo de las figuras o los colores apagados pero Ribera manifiesta una mayor sintonía con Carracci y los clasicistas, apuntándose a un dibujo del boloñés como fuente iconográfica empleada por el valenciano. Unos años después de realizar el lienzo, Ribera lo grabó con algunas diferencias en la composición. La obra fue propiedad del comerciante flamenco Gaspar Roomer, comprado al pintor Giacomo de Castro en 1653.

Pedro Pablo Rubens

Fue un pintor barroco de la escuela flamenca. Su estilo exuberante enfatizaba el movimiento, el color y la sensualidad. Trató toda clase de temas pictóricos: religiosos, históricos, de mitología clásica, escenas de caza, retratos, así como ilustraciones para libros y diseños para tapices. Se conservan en torno a mil quinientos cuadros suyos. Una producción tan elevada fue posible gracias, en parte, a los miembros de su taller que, al parecer, trabajaban en cadena.

El desembarco de María de Médicis en el puerto de Marsella

En este cuadro se representa un hecho histórico ocurrido el 3 de noviembre de 1600: María de Médicis llega a Marsella. Alegorías de Francia y de la ciudad la cumplimentan. Por encima, la sobrevuela la Fama. La composición es descentrada, con un dinamismo típicamente barroco. Junto a los personajes históricos o reales del plano superior coexisten los personajes mitológicos en el mar: monstruos marinos, sirenas, ninfas, en los que abundan los opulentos desnudos y los colores cálidos típicos de la escuela veneciana. Son Neptuno y las nereidas*, que han acompañado al barco para asegurar una travesía sin incidentes. De esta manera elimina las fronteras entre lo histórico, lo terrenal y las fuerzas eternas.

*Nereidas

Las Nereidas de Gaston Bussière (1902): nótese el contraste con la nereidas barrocas de Rubens.

En la mitología griega, las Nereidas (en griego antiguo Νηρείδες Nêreídes o Νηρηίδες Nêrêídes, en singular Νηρείς Nêreís o Νηρηίς Nêrêís, de νέειν néein, ‘nadar’) eran las cincuenta hijas de Nereo y de Doris.

Se las consideraba ninfas del Mar Mediterráneo, y como tales vivían en las profundidades del Mediterráneo; no obstante, emergían a la superficie para ayudar a marineros que surcaban los procelosos mares, siendo los Argonautas los más famosos de entre los que socorrieron mientras viajaban en búsqueda del vellocino de oro.

Simbolizaban todo aquello que hay de hermoso y amable en el mar. Cantaban con voz melodiosa y bailaban alrededor de su padre. Se las representa como bellísimas muchachas, ya sea con piernas humanas o cola de pez en su lugar, coronadas por ramas de coral y portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito formaban parte.

Se aparecen a los hombres montadas en delfines, hipocampos y otros monstruos marinos. Los griegos las adoraban en altares situados en playas y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel.

Las más célebres eran Tetis (mujer de Peleo y madre de Aquiles), Galatea (amante de Acis y que enamoró al cíclope Polifemo) y Anfítrite (mujer del poderoso Poseidón).

Las tres Gracias.
Como en otros cuadros de tema mitológico, Rubens lo plantea de modo muy distinto al de los artistas que le precedieron. En efecto, esta obra del llamado príncipe de los pintores flamencos es la antítesis de la obra anterior de Rafael Sanzio Las Gracias, caracterizada por un sentimiento general de castidad. Las Gracias de Rafael representan las hijas de Zeus y pueden citarse como tipo de belleza ideal, mientras que las de Rubens pueden corresponder a la belleza más sensual. Aglaya, Talía y Eufrósine no fueron para Rubens más que una excusa para pintar tres academias femeninas, reproducción de las exuberantes formas de sus habituales modelos.

Las tres Gracias de Rubens

Como en otros cuadros de tema mitológico, Rubens lo plantea de modo muy distinto al de los artistas que le precedieron. En efecto, esta obra del llamado príncipe de los pintores flamencos es la antítesis de la obra anterior de Rafael Sanzio Las Gracias, caracterizada por un sentimiento general de castidad. Las Gracias de Rafael representan las hijas de Zeus y pueden citarse como tipo de belleza ideal, mientras que las de Rubens pueden corresponder a la belleza más sensual. Aglaya, Talía y Eufrósine no fueron para Rubens más que una excusa para pintar tres academias femeninas, reproducción de las exuberantes formas de sus habituales modelos.

La composición respeta el modelo clásico que representa a las Gracias completamente desnudas y reunidas, pero cambia la relación entre las tres figuras que están conectadas entre sí a través de los brazos, el velo transparente que las cubre, y sus miradas, es decir, psicológicamente, dando así nueva unidad al grupo. La disposición de las Gracias forma un triángulo, estando la de enmedio de espaldas, con la cabeza vuelta y apoyada en sus compañeras.

Las tres hermosas mujeres se caracterizan por la flaccidez de sus carnes y la ampulosidad de sus contornos. Parecen más bien tres desenvueltas bacantes que las pudorosas Cárites de la mitología griega. Aparte de estas tendencias realistas, la composición del gran artista de Flandes destaca por la elegancia con que están agrupadas las tres figuras y por el gran conocimiento que demuestra en el moldeado de las carnes que por su morbidez y frescura aparecen palpitantes. Estas carnaciones claras irradian luz al resto de la obra. El trío está enmarcado a la izquierda por un árbol y a la derecha por una cornucopia dorada de la que brota agua, con una guirnalda de flores por encima.

A esto se une la esplendidez de un colorido cálido, brillante y luminoso con un fondo constituido por un pintoresco paisaje de una gran sutileza. En él pueden distinguirse pequeños animales pastando.

Se dice que al menos una de las figuras es reproducción de la segunda mujer de Rubens, Helena Fourment, o incluso variaciones sobre el mismo rostro de su esposa. Otros creen reconocer las facciones de las dos esposas del pintor: Isabella Brant y la ya citada Helena Fourment.

Las tres Gracias de Rafael Sanzio

* Cárites

En la mitología griega, las Cárites o Gracias (en griego Χάριτες, en latín Gratiae) eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. Habitualmente se consideran tres, de la menor a la mayor: Aglaya (‘Belleza’), Eufrósine (‘Júbilo’) y Talía (‘Festividades’).

Las Cárites solían ser consideradas hijas de Zeus y Eurínome, aunque también se decía que eran hijas de Hera, de Dioniso, o de Helios y la náyade Egle. Homero escribió que formaban parte del séquito de Afrodita. Las Cárites también estaban asociadas con el inframundo y los misterios eleusinos.

El río Cefiso cerca de Delfos estaba consagrado a ellas, y tenían sus propias festividades, las Caritesias o Carisias que son las fiestas de "Acción de Gracias", en las que se practicaba el banquete /convite "Charistía", en el que se comía torta de miel llamada piramús en honor de las Cárites.

Las Cárites en un fresco del siglo I en Pompeya.


Preguntas de Aplicación:

1- ¿Por qué el Barroco es el movimiento artístico típico de la Contrareforma?
2- ¿Qué caracteriza a la pintura barroca?
3- Analiza algún cuadro de Caravaggio indicando aquellos elementos que lo enmarcan dentro del Barroco.
4- Describe El Sileno ebrio de José de Ribera indicando qué elementos barrocos encuentras en dicha pintura.
5- Compara las Gracias de Rubens con las de Rafael indicando las características barrocas que podemos reconocer en el primero.


viernes, 20 de julio de 2012

Módulo 15: El Manierismo


EL MANIERISMO.

El manierismo es un estilo artístico que predominó en Italia desde el final del Alto Renacimiento (c. 1530) hasta los comienzos del período Barroco, hacia el año 1600.

Se originó en Venecia, gracias a los mercaderes, y en Roma, gracias a los Papas Julio II y León X, pero finalmente se extendió hasta España, Europa central y Europa del norte. Se trataba de una reacción anticlásica que cuestionaba la validez del ideal de belleza defendido en el Alto Renacimiento.

El manierismo se preocupaba por solucionar problemas artísticos intrincados, como desnudos retratados en posturas complicadas. Las figuras en las obras manieristas tienen frecuentemente extremidades graciosas pero raramente alargadas, cabezas pequeñas y semblante estilizado, mientras sus posturas parecen difíciles o artificiales.

El espíritu triunfante del clasicismo en la Roma de los Papas sufre una gravísima crisis en 1527. El saqueo de Roma, el creciente dominio español en Italia y los alarmantes avances de la Reforma protestante siembran de dudas a los artistas.

Su origen etimológico proviene de la definición que ciertos escritores del siglo XVI, como Giorgio Vasari, para quien maniera significa todavía "personalidad artística", es decir, estilo, en el más amplio sentido de la palabra. Asignaban a aquellos artistas que pintaban "a la manera de...", es decir, siguiendo la línea de Miguel Ángel, Leonardo o Rafael, pero manteniendo, en principio, una clara personalidad artística. Por si fuera poco, éstos caen en la exagerada imitación de los grandes genios. La copia a la maniera personal de los grandes maestros, pero vaciándola de contenido y deformándola, es lo que se ha llamado Manierismo.

El ambiente de optimismo, equilibrio y confianza del humanismo se ve amenazado y empieza a tambalearse, produciéndose una reacción anti-clásica y una nueva actitud espiritual de desasosiego y desesperación. Podemos decir que el Manierismo es un arte refinado, cortesano, racionalista y con un alto grado de reflexión e intelectualismo, con un alto grado de virtuosismo en las obras. Florece en un ambiente aristocrático, vuelto sobre sí mismo en actitud defensiva frente a un mundo en cambio.

Refleja la crisis cultural del clasicismo. Es un arte refinado, ingenioso, minoritario y cortesano. Refleja también el antivitalismo de una época, acentúa un despliegue de fuerzas pero sin vigor espiritual: son figuras que trabajan mucho para no hacer nada. El manierismo se caracterizará por la liberación del culto a la belleza clásica, a la serenidad y a la claridad del Cincuecento, por un alejamiento de la realidad, ya que las obras reflejan una tensión interior que terminan en el irrealismo y la abstracción. Por tanto, es un arte intelectual, refinado, cortesano, que no tuvo expansión en las clases populares, quedando reducido a ciertas élites.

Será un movimiento artístico de crisis de difícil definición, aunque presenta unos rasgos definitorios:

– Las formas artísticas serán tratadas con extrema libertad, rozando incluso lo arbitrario.
– Se liberan los artistas del culto a la belleza clásica y sus componentes, tales como la serenidad, el equilibrio o la claridad. Así, se prefiere la tensión o la confusión, incluso la fatiga.
– La realidad no se copiará en su apariencia real, sino deformada a capricho.
– Las obras reflejan una tensión interior que termina en el irrealismo y la abstracción. El espacio será sometido a la distorsión de las infinitas perspectivas o del ahogo, incluso, a veces, las figuras no caben en el marco o cuadro.
– Las proporciones anatómicas van a alterarse, se estirarán los cuerpos como si fueran materia elástica. Se estilizan los cuerpos y se desmaterializan, ascendiendo como llamas.
– La luz será tratada de modo irreal, buscando efectos absurdos de luz coloreada.

La imitación de las obras de Leonardo, Rafael y Miguel Ángel hace que se produzcan imágenes artificiosas. En cierto sentido, la propia grandeza de esos maestros cerraba las vías a la creatividad artística, y a las jóvenes generaciones no les quedaba sino la imitación. Es un arte propio de la época de crisis, tanto económica como espiritual en el medio de la Reforma protestante; los diversos problemas se ven simbolizados en el Saco de Roma en 1527. Los comitentes no son burgueses, sino los aristócratas, mecenas que deseaban complicadas alegorías cuyo sentido no siempre es claro. Resultaba un estilo inadecuado para el tema religioso, por lo que en la Contrarreforma se optó por otras formas más apropiadas.

No se intenta representar la realidad de manera naturalista, sino que se hace extraña, un poco deformada, como un capricho. Los cuadros ya no transmiten el sereno orden y equilibrio del Alto Renacimiento sino que se inclinan por representaciones anticlásicas, intrincadas y complicadas en cuanto a su sentido. Los modelos adoptan posturas complicadas. Se las representa de manera desproporcionada, elásticas, alargadas. La perspectiva es infinita. El manierismo resulta refinado y de difícil interpretación, debido tanto a su sofisticación intelectual como a las cualidades artificiales de la representación. La luz no es natural sino fría y coloreada de manera antinatural, lo mismo que los colores: son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas.

La orfebrería fue uno de los ámbitos más beneficiados por este complejo arte, que afectó tardíamente, pero de forma genial, a El Greco.

Entre los artistas que practicaron este estilo están Parmigianino, Beccafumi, Benvenuto Cellini, Giambologna, Giulio Romano, Rosso Fiorentino, Bronzino, Tintoretto, Arcimboldo, Hans von Aachen, Bartholomeus Spranger, Hendrick Goltzius, Vasari, Veronés, El Greco y Federico Zuccaro.

Como reacción al manierismo, surgió en Italia el caravaggismo. Después de ser reemplazado por el barroquismo, fue visto decadente y degenerativo. En el siglo XX fue apreciado nuevamente por su elegancia.

El placer de la transgresión.

El Manierismo es el resultado de la aplicación hasta su último extremo de las reglas fijadas durante el Renacimiento. A resultas de este desarrollo se dio una vuelta más a un estilo que se estaba agotando dentro de los rígidos esquemas del canon. Así, en círculos independientes, como las cortes privadas de ciertos príncipes y algunos núcleos de intelectuales, se patrocinó un arte exagerado, críptico a veces, sólo apto para iniciados y paladares exquisitos, capaces de apreciar los significados ocultos de la violación y retorcimiento de las reglas pictóricas.

Cortes como la de Rodolfo II en Praga, los círculos papales, la república veneciana, El Greco y sus amistades toledanas... son algunos de los sofisticados reductos donde se refugió este arte anti-natural. Los personajes de estas obras sufren tremendas distorsiones en sus anatomías, que ven alargadas sus miembros o sus rostros, dispuestos en posturas retorcidas e imposibles en la realidad.

Los colores no remiten a la naturaleza, sino que son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas. Es el momento en que se pierde lo más propio del clasicismo y la belleza clásica: proporciones, armonía, serenidad, equilibrio.

El manierismo es subjetivo, inestable. Los artistas se dejan llevar por sus gustos, alejándose de lo verosímil, tendiendo a la irrealidad y a la abstracción. Se prefiere, en escultura sobre todo, la línea o figura serpentinata, en que las figuras se disponen en sentido helicoidal ascendente. El propio Miguel Ángel o el académico Rafael experimentaron en sus últimas obras el placer de la transgresión, desdibujando sus figuras o dejando inacabadas sus obras. Tiziano, Correggio o Giorgione someten algunas de sus pinturas a complicados simbolismos que aún no han sido descifrados, como intuimos en La Tempestad, de este último.

La Noche, La Tempestad. Fecha:1505-10
Museo: Galerías de la Academia de Venecia
Características:82 x 73 cm. Material: Oleo sobre lienzo

Marcantonio Micheli, amigo del artista, se refería a esta obra como "un pequeño paisaje con la tormenta, la mujer gitana y el soldado". La falta de un argumento preciso ha hecho multiplicar las hipótesis sobre esta obra: Adán y Eva; un episodio de la leyenda de Paris; o, por último, interpretaciones más arriesgadas que emparentan la pintura con la cábala judía y la filosofía hermética antigua. De cualquier manera, lo más destacado es que el verdadero protagonista de la representación es el paisaje, en un momento en el que Giorgione no hace bocetos previos de las obras, sino que se enfrenta directamente al soporte con los materiales pictóricos de su arte, según cuenta Vasari en sus "Vidas". Y eso es lo que muestra la pintura, una composición equilibrada en donde las tonalidades de color, aplicadas a la escena en su conjunto, estructuran una sensación de plena naturaleza.
Probablemente, las figuras sólo sean un trasunto de un fenómeno obvio: el instante en el que la atmósfera se adensa anunciando, tras el relámpago, el comienzo de la lluvia. Ese momento de incertidumbre es el que expresan los personajes, inmersos en una naturaleza a punto de cambiar de estado. Por eso los protagonistas se miran entre sí, también hacia el espectador, absortos y expectantes ante el desenlace de los acontecimientos. Giorgione ha logrado un efecto óptico natural que incide en el espectador, con el mismo ánimo indeciso ante ese paisaje, todo ello a partir de la utilización de color y luz, que se acercan a la realidad para depurarla.

Arquitectura manierista
En la arquitectura manierista, los edificios pierden la claridad de composición y pierden solemnidad con respecto al clasicismo pleno.

Características.

– Arbitraria alteración de la correspondencia entre las partes y el conjunto, con lo que se rompe la lógica de las relaciones espaciales.
– Se pierde o se debilitan las coordenadas axiales, las que ordena el edificio con las simetría.
– Hay una ruptura del equilibrio o no correspondencia entre soporte y elemento soportado, entre apoyo y peso. Hay apoyos frágiles con entablamentos pesados. Hay un uso ambiguo de las formas: un elemento arquitectónico puede tener a la vez una función de sustentación y otra de enmascaramiento o de ocultación de la estructura interior del edificio, por ejemplo líneas horizontales en la fachada que no se corresponden con otro piso superior en el interior, columnas que no sostienen nada o que sostienen un entablamento falso, solamente representado en un muro, dobles frontones como en la Iglesia de San Jorge de Venecia de Palladio. (Véase la foto en la pag. 85)
– Hay también un empleo de formas artificiosas, a los órdenes clásicos se añaden otros nuevos, alterados o muy imaginativos: columnas antropomórficas (cariátides), órdenes rústicos (con las columnas de mampostería para hacer el edificio deliberadamente pobre), empleo de estípites (combinaciones caprichosas de pirámides al revés).
– La decoración desdibuja la función de algunos elementos, como el almohadillado en las columnas, preferencia por los espacios longitudinales y salas estrechas que favorecen la perspectiva (Patio central del Museo de los Uffizi de Vasari).

Giorgio Vasari. Galeria degli Uffizi. Florencia. 1560-1581.

-En los edificios se multiplican los elementos arquitectónicos, aunque no cumplen una función arquitectónica.

-La decoración gusta por compartimentar las fachadas de los edificios.

La mayor parte de estas normas están dedicadas a trastocar y a poner del revés al clasicismo. Parece como si los arquitectos se hubieran cansado del clasicismo y lo quisieran ridiculizar haciendo todo justamente al revés. Muchas de estas formas anteceden ya a lo que será la arquitectura barroca.

Andrea Palladio

Era de familia pedrera, y por ello conoce muy bien los materiales. Realiza villas rurales que suelen ser residencias en el campo de las familias más ricas. Estas villas tienen planta central cuadrada con cúpula y con pórticos clásicos adelantados.

Sus obras más importantes son:

Villa Rotonda
Tiene planta cuadrada con cúpula central. Dispone de cuatro pórticos laterales (uno por cada lado). Los pórticos presentan orden jónico más entablamento y frontón.

Villa Rotonda, de Andrea Palladio

Otras villas de Palladio son la Villa Foscari del Benetto, la Villa Capra y la Villa Barbaro.

En la arquitectura religiosa, Palladio fue el arquitecto de:





Basílica de Vicenza

Hace uso simultáneo de columnas a dos escalas causando una trama visual.
La fachada tiene dos alturas. las columnas se prolongan por los dos cuerpos. En este edificio existe un gran juego de sucesiones de luces y sombras por la alternancia de los vanos.

San Jorge en Venecia

Edifico de cruz latina con tres naves y cúpula en el crucero. La fachada está dividida en dos cuerpos. Presenta enormes columnas que abarcan estos dos cuerpos. Además hay entablamento y frontón.

El Redentor en Veneci
Palladio aplica en este edificio una fachada al estilo de sus villas, usando mármol blanco y elementos clásicos.

Otras obras de Palladio son la Biblioteca de San Marcos de Venecia, el Teatro olímpico en Vicenza (restauración) y el Palacio Chiericati.

Escultura manierista

En escultura también se produce el quebranto del ideal clásico. Así, las figuras del Sepulcro de Lorenzo de Médicis de Miguel Ángel escapan del marco y del espacio que les contiene, las proporciones parecen rotas, las figuras resultan inestables y simulan que vayan a desplomarse por efecto de la disolución centrífuga que Miguel Ángel decidiera adoptar. El tono grave y tenso de las figuras son también matices manieristas que harán los seguidores de Miguel Ángel. Las últimas obras del florentino transmiten ese anticlasicismo en la tensión interior y la violencia expresiva ("Terribilitá”), así como formas alargadas, inestables, ascendentes y sin terminar ("acabado no finito"), como se aprecia en los esclavos del Sepulcro de Julio II y las tres versiones del tema de la Piedad.

Miguel Ángel. Sepulcro de Lorenzo de Médicis.
Mármol Basílica de San Lorenzo. Florencia. 1520-34


Miguel Ángel. Piedad Duomo Florencia. 1550

Rasgo definitorio del manierismo escultórico es la preferencia por la figura “serpentinata”, es decir, contorsionada con artificio de formas que dibujan una ascensión helicoidal, como llamas que se evaporan.

Otros de los grandes representantes de la escultura manierista son Benvenuto Cellini, Juan de Bolonia y la Familia Leoni

Benvenuto Cellini
Cellini fue un magnífico orfebre y un magnífico técnico (dominó todos los procedimientos).
Sus esculturas son frías pero sus acabados son totales. Es muy manierista y hubiera sido considerado como un grandísimo escultor si no fuera coetáneo de Miguel Ángel.

Algunas de sus mejores obras son:

Perseo

Perseo se encuentra de pie y desnudo. La figura se encuentra sobre un alto pedestal y soporta en su mano la cabeza de Medusa. Rompe un poco el equilibrio por la línea abierta (brazo separado).

Se separa ligeramente del clasicismo por la modificación de los cánones. No busca un ideal sino una pose humana que ofrezca una posición dinámica.

La figura de Perseo es muy clásica, incluso su postura, pero en la cabeza de Medusa se recrea en el morbo de las vísceras y la sangre colgando, lo que resulta manierista y casi barroco. El acabado es perfeccionista. De todas formas, el manierismo se aprecia en la tensión y desgarramiento que se ve en la exagerada musculatura del héroe.

Esta estatua representa el triunfo de los Médicis sobre la República de Florencia.

Juan de Bolonia (Giambologna)

Tal vez el mayor escultor manierista sea Juan de Bolonia, francés pero integrado en Florencia. Tiene una obra muy varia, con esculturas para jardines, de carácter fantástico y grotesco, mármoles severos de clásica belleza un tanto fría y bronces de refinada perfección.

Rapto de la sabina
Es una clara muestra de la tendencia a la línea serpenteante del manierismo. Se trata de un famoso tema histórico de la antigua Roma. Los personajes están desnudos.


Descripción
El grupo escultórico mide 410 cm de altura, está realizado en un solo bloque de mármol blanco y compuesto por tres personajes desnudos: un hombre joven que levanta por encima de su cabeza a una mujer que parece luchar para desprenderse de su secuestrador, mientras, atrapado entre las piernas del joven se encuentra un hombre viejo con muestras de desesperación; por esto la estatua es también conocida como «las tres edades del hombre». No hay tensión en los personajes, incluso tampoco en la sabina secuestrada y no sobresale nada del grupo escultórico de la medida de la base del bloque. Las tres figuras están unidas psicológicamente por sus miradas y formalmente por la posición de sus cuerpos y miembros dando la sensación de girar en torno de un eje central del que no pueden escapar.

En el pedestal está inserta una placa de bronce con escenas del rapto, las diferentes combinaciones posibles entre las figuras, en línea serpentinata, se repiten en diferentes tamaños, con diferentes profundidades de relieve y con un punto de vista central arquitectónico, es donde se muestra mejor la iconografía del tema.
Este bajo relieve es similar al de que puso Benvenuto Cellini en el pedestal de su escultura del Perseo con la cabeza de Medusa.

Relieve en el pedestal de la escultura.

Tema
La obra muestra el episodio mitológico del «rapto de las sabinas» por parte de los fundadores de Roma. Según la leyenda la escasez de mujeres en Roma después de la fundación por Rómulo, hizo que las buscasen para formar familias entre el pueblo de los sabinos, los cuales se opusieron y no permitieron a sus mujeres que se casaran con los romanos, por lo que éstos planearon su rapto durante un gran festival que Rómulo organizó, asistieron diferentes pueblos de la zona entre ellos los sabinos y durante esta fiesta los romanos raptaron a las sabinas. Para recuperar a las mujeres, el legendario rey sabino de Cures, Tito Tacio declaró la guerra a Roma, pero las mujeres ya casadas y con hijos, se interpusieron entre los combatientes y los sabinos desistieron de luchar. Después que se consiguió la paz, Tito Tacio se asoció con Rómulo, al cual concedió la mano de su hija Hersilia.

Demuestra la influencia sabina en la vida romana, las palabras de Plutarco:
“Dura también hasta ahora el que la novia no pase por sí misma el umbral de la casa, sino que la introduzcan en volandas: porque entonces no entraron, sino que las llevaron por fuerza”.
Plutarco, Vidas paralelas, Rómulo XVI, XV

Análisis de la obra
La obra del Rapto de las Sabinas es una hazaña en términos de técnica, demuestra que el autor estaba más preocupado por una composición más conceptual que narrativa con la gran dificultad que representa el grupo que está tallado en un solo bloque de mármol. El artista colocó en una base a tres personas, cuyos cuerpos están dispuestos en una línea serpentinata, e incluye una serie de espirales y remolinos en su composición. Este grupo es un trabajo de arte manierista con las características propias de este movimiento: figuras alargadas con poses artificiales y la representación de opuestos naturales, como hombre-mujer, belleza y fealdad, vejez y juventud, victoria y derrota.

La composición de gran originalidad, es una contribución magistral a la solución de un problema estético que estaba en debate desde décadas antes y había sido presentado formalmente por Benedetto Varchi, en su obra Inchiesta (1546), relativo a la disputa sobre la superioridad de la escultura o de la pintura. Los defensores de la escultura argumentaron que era superior, pues podía ofrecer más de un punto de vista para el espectador, y Cellini comentó que una estatua ideal no debería tener menos de ocho ángulos satisfactorios.

Este debate fue la inauguración de una nueva forma de ver el diálogo entre el trabajo y el público, exigiendo una mayor participación, un seguimiento más activo en la contemplación de diversos ángulos, no sólo el plano frontal, como ocurre en la pintura. El Rapto de Giambologna, es una composición con movimiento helicoidal que puede ser visto desde cualquier ángulo, es decir obliga al espectador a girar alrededor del grupo escultórico para conseguir una visión total de la obra. Esta tipología había sido propuesta por Leonardo da Vinci y explorada por Miguel Ángel en su escultura El Genio de la Victoria, aunque dejó la obra con una clara visión frontal, pero la pieza de Juan de Bolonia es la primera gran obra de arte en resolver satisfactoriamente todos los ángulos y ofrecer puntos de interés desde cualquier posición que se observe.

Genio de la victoria de Miguel Ángel

Pintura manierista.
En pintura sorprende la arbitrariedad en el uso del color y de las proporciones. Éstas se alteran a voluntad, el alargamiento de las figuras es una constante. Se prefieren los trazados serpentiformes, los abundantes y tensos escorzos, la distorsión y dislocamiento como forma de expresar una dramática escisión entre la conciencia y el mundo. Por tanto, el dibujo es deformador de la realidad, el dibujo es sofisticado y artificioso para acentuar los gestos y los escorzos. Los colores sólo sirven para modelar, no para decorar. Se prefieren colores molestos, agrias combinaciones de azul y verde, diferentes amarillos sucios, es decir, colores inarmónicos, ácidos y fríos, todo lo contrario al suave colorido del Renacimiento clásico. Otra característica es la angustia del espacio. Se descompone el espacio racional clásico y se desequilibra. Aparecen zonas muy vacías junto a zonas muy llenas, composición irregular y descompensada, sin ejes de simetría. Las figuras, como en la escultura, están constreñidas por marcos estrechos, lo que acentúa las expresiones angustiadas. Estas figuras presentan una gran inestabilidad, no están en reposo pero tampoco en movimiento. Están en un equilibrio inestable, a punto de caerse.
Los artistas de maniera consideraban a su contemporáneo de mayor edad, Miguel Ángel, como su primer ejemplo; el suyo era un arte de imitación al arte, más que de imitar a la naturaleza. Freedberg considera que el aspecto intelectualizante de este arte «amanerado» proviene de que el artista espera que el público se de cuenta y comprenda sus referencias visuales, la figura familiar en una ambientación poco familiar rodeada de «comillas que no se ven, pero que se sienten».

Juicio Final
Autor: Miguel Angel. Fecha:1537-41. Museo:Capilla Sixtina (Roma)
Características:1370 x 1220 cm. Material: Fresco

Parece bastante acertado considerar que el encargo del Juicio Final se gesta a mediados del año 1533 cuando Clemente VII encarga a Miguel Ángel la ejecución de dos frescos en las paredes frontales de la Capilla Sixtina representando el Juicio, en la pared de la capilla donde se encuentra el altar, y la Resurrección, en la pared de enfrente. El fallecimiento de Clemente VII en septiembre de 1534 provocaría un ligero abandono del proyecto, que sería recuperado por su sucesor, Paulo III. El 16 de abril de 1535 se empezó a levantar el andamiaje y en enero de 1537 se iniciaba la decoración pictórica, siendo descubierta de manera oficial el 31 de octubre de 1541. Desconocemos la razón por la cual no se ejecutó la Resurrección, considerándose que podría deberse a la preferencia del pontífice por la decoración de la Capilla Paulina y la finalización del diseño definitivo para la tumba de Julio II ya que los herederos del Papa estaban exigiendo la máxima rapidez al artista, eximiéndole el propio Paulo III de diversas obligaciones. El fresco es de enormes dimensiones -13,70 x 12,20 metros- e incluye casi 400 figuras de las que se han identificado aproximadamente 50. La zona superior de la composición, más de la mitad de la pared, está ocupada por el mundo celestial presidido por Cristo como juez en el centro de la escena, inicialmente desnudo y en una postura escorzada, levantando el brazo derecho en señal de impartir justicia y cierto temor a los resucitados. A su lado, la Virgen María, rodeadas ambas figuras por un conjunto de santos, apóstoles y patriarcas que constituyen el primer grupo circular. A ambos lados de este grupo central diferentes mártires, vírgenes, bienaventurados y Confesores de la Iglesia forman una segunda corona. En los lunetos superiores aparecen dos grupos de ángeles que portan los símbolos de la Pasión: la corona de espinas, la cruz y la columna, ofreciendo las más variadas posturas y reforzando la sensación general de movimiento. Buonarroti quiso representar de esta manera la salvación de la Humanidad a través de la llegada de Cristo en la parte más elevada de la pared. A los pies de Cristo se sitúan dos santos que ocupan un lugar privilegiado: San Lorenzo, que porta la parrilla de su martirio, y San Bartolomé, con una piel que alude a su muerte, apreciándose en su rostro un autorretrato del pintor. En la zona intermedia podemos encontrar tres grupos; en la izquierda, los juzgados que ascienden al Cielo mientras que en la parte contraria se ubican los condenados que caen al Infierno, ocupando los ángeles trompeteros el centro para despertar a los muertos de la zona inferior que se desarrolla en el espacio izquierdo de este último tramo. En la zona inferior derecha hallamos el traslado de los muertos en la barca de Caronte ante el juez infernal Minos -la figura de la esquina con serpientes enrolladas alrededor de su cuerpo- y la boca de Leviatán. La escena se desarrolla sin ninguna referencia arquitectónica ni elemento de referencia, emergiendo las figuras de un azulado cielo donde flotan con una energía y seguridad difícilmente igualables. Son numerosas las referencias y fuentes en las que Miguel Ángel se inspiró según aluden los especialistas. Estatuas clásicas, figuras ya utilizadas en el cartón de la Batalla de Cascina, los frescos de Luca Signorelli en la catedral de Orvieto e incluso El Bosco. En el aspecto literario parece seguro el empleo de tres fuentes: la Divina Comedia de Dante, la bíblica Visión de Ezequiel y el Apocalipsis de San Juan. El descubrimiento del fresco provocó inmediatas reacciones de aspecto moral; el cronista de ceremonias pontificio Baggio da Cesena ya lo criticó antes de su inauguración oficial, seguido por Pietro Aretino y los asistentes al Concilio de Trento, que no podían permitir los desnudos de la obra ante las acusaciones de paganismo que lanzaban los reformistas. Este aluvión de críticas motivará que en la reunión de la Congregación del Concilio del 21 de enero de 1564 se ordenara el cubrimiento de toda "la parte obscena" encargando la ejecución a Danielle Ricciarelli da Volterra llamado desde ese momento el "Braghettone". Se registrarían nuevas intervenciones a lo largo de los siglos XVI, XVIII y XIX que, junto al humo de las velas, motivarían la suciedad del conjunto de frescos de la Capilla. En 1964 se inició un programa de restauración de todas las obras que finalizó en 1994 con el descubrimiento del Juicio Final enteramente restaurado; dirigida por Gianluigi Colalucci, la restauración se ha realizado con una mezcla solvente compuesta por bicarbonatos de sodio y amonio, carboximelcelulosa y un fungicida diluido en agua destilada. Con agua destilada se lavaba la zona a trabajar y se aplicaba la solución durante unos 3-4 minutos, lavando cuidadosamente la superficie tratada y dejando descansar un mínimo de 24 horas, realizando una segunda aplicación durante otros 3-4 minutos para lavar definitivamente con agua destilada. De esta manera se ha descubierto la importancia del color en la pintura de Miguel Ángel, que compagina con la fuerza escultórica de sus personajes. La manera de ejecutar el trabajo restaurador fue igual que originalmente, de pie, lo que motivaría que Buonarroti escribiera a un amigo: "Estoy doblado tensamente como un arco sirio". En el Juicio Final se recoge toda la fuerza de la "terribilità" típicamente miguelangelesca al mostrar la intensidad de un momento de manera excepcional, produciendo en el espectador cierto "temor religioso" alejado de la delicadeza de las imágenes de Rafael. Las figuras se retuercen sobre sí mismas, en acentuados escorzos que anticipan el Manierismo y el Barroco, creándose una increíble sensación de movimiento unificado a pesar de la ausencia de perspectiva tradicional y disponiendo las figuras en diferentes planos pero sin crear el efecto de fuga. De esta manera se refuerza la tensión y el dramatismo del momento pintado por el maestro, que crea una especie de remolino intenso que provoca cierta inestabilidad irreal. Los personajes exhiben el interés de Buonarroti por la anatomía escultórica, destacando sus amplias y musculosas anatomías inspiradas en el mundo clásico. El colorido brillante sintoniza con la bóveda a pesar de que abundan las carnaciones de los cuerpos desnudos que permiten contemplar sus músculos en tensión, sin olvidar hacer alusión a la expresividad de los rostros recogiendo en sus gestos el destino que les ha tocado tras el último Juicio. Cuando el espectador penetra en la Sixtina y contempla esta obra maestra siente ante sus ojos la intensidad emocional del momento como sólo Miguel Ángel podría interpretarlo.


Las innovaciones manieristas de la pintura italiana de la segunda mitad del siglo XVI presenta tres focos básicos: Florencia, Parma y Venecia.

A) Florencia

Aquí se plasma con minuciosa exactitud la pompa cortesana, llegando lo artístico a convertirse en artificioso y extremadamente refinado.
Andrea Del Sarto adopta de Leonardo el sfumato, pero también tiene elementos miguelangelescos. A pesar de hacer composiciones clásicas (piramidales), la actitud de algunos personajes, vueltos sobre sí mismos, y un halo de inquietud y misterio lo acercan al manierismo. Destacable es su obra Madonna de las Arpías.

La Virgen de las Arpías, 1517. Galleria degli Uffizi, Florencia.

Jacopo Pontormo es discípulo de Andrea del Sarto, y es el ejemplo perfecto del manierismo. Rompe la unidad de acción del cuadro, factor exigido en la composición clásica, mediante el desarrollo de varias escenas simultáneas, como en su obra Vida de José. Sus figuras son alargadas, de expresión alucinada y actitudes forzadas, poses en equilibrio precario, una perspectiva caída, ambientaciones irracionales y una iluminación teatral creando una atmósfera de misterio inquietante.Otra obra es el Descendimiento de la cruz.

El descendimiento de la cruz. (La Deposizione o Trasporto di Cristo). 313 cm × 192 cm
Pontormo, 1525-1528. Óleo sobre madera.

Bronzino fue discípulo de Pontorno, siendo un retratista singular (Retrato de Lucrecia Panciatichi), pero buscando la abstracción y el distanciamiento del retratado. Compone sus escenas con una extraña frialdad, como si los cuerpos fuesen de materia dura (mármol, marfil o porcelana), retorciendo las formas sobre sí mismas, esforzadas actitudes, potenciando el dramatismo miguelangelesco.

Alegoría del triunfo de Venus, National Gallery de Londres.

Su estilo resulta excepcionalmente "perfecto", preciosista, y tal preciosismo resulta frío, como denotando el cálculo con el cual su obra está realizada. Por lo demás, como típico exponente del manierismo, Bronzino se sustenta en la fuerza de los colores irreales, fríos, predominando los tonos verdes y violetas, muchas veces contrastados y en el vigor que sabe encontrar en los elementos plásticos. Su cuadro alegórico llamado El triunfo de Venus es un evidente anuncio del barroco.

Con base principalmente en los círculos cortesanos e intelectuales de toda Europa, el manierismo aúna una elegancia exagerada con una atención exquisita a la superficie y el detalle: figuras con piel de porcelana se reclinan en una luz plana y atenuada, lanzando al espectador una mirada fría. El sujeto manierista raramente muestra un exceso de emoción, y por esta razón son a menudo interpretados como fríos o distantes, y a menudo se les llama estilo «estiloso» o la Maniera.

Alessandro Allori


Alessandro di Cristofano di Lorenzo del Bronzino Allori (también conocido como Alexandre Allori o Alessandro Allori del Bronzino) fue un pintor italiano manierista perteneciente a la escuela florentina que nació y murió en Florencia (31 de mayo de 1535 – 22 de septiembre de 1607).

Entró siendo todavía un niño en el taller de su tío (según algunos autores), el pintor manierista Agnolo Bronzino (1503-72); a los catorce años fue de ayudante de su maestro que, según el testimonio de Vasari (1511 – 1574), siempre lo trató como un hijo más que como a un estudiante.

El 23 de noviembre de 1572 murió Bronzino en su casa y Alessandro Allori lee en el funeral de Diseño: "No muere quién vive como vivió Bronzino...".

La información biográfica sobre Alessandro se vuelve más intensa a partir de la década de los setenta del siglo XVI cuando, con la muerte de Bronzino y Vasari en 1574, se convirtió en el pintor más popular de Florencia. Es el artista oficial del Gran Duque Francesco I de Medici, satisfaciendo sus refinadas necesidades y asumiendo diferentes tareas, como Vasari antes que él, llegando así a ser nombrado arquitecto de la Opera del Duomo en 1592.

Fue uno de los últimos notables exponentes del manierismo, pintando en un estilo que se había convertido en obsoleto en el momento de su muerte.

Susana y los viejos (1561) Museo Magnin, Dijon.

La obra de Alessandro Allori (1535 - 1607) Susana y los viejos usa un erotismo artificial, como de cera, y un detalle propio de bodegón conscientemente brillante, en una composición retorcida y muy poblada. Se lleva el espectador tan cerca de los sujetos que casi se puede sentir como un tercer viejo mirando lascivamente a la escena de una Susana joven, aparentemente paralizada, que está siendo acosada por dos depredadores libidinosos.

Referencia Bíblica.
En el Libro de Daniel, incorporado a la Biblia, se narra la historia de Susana y los viejos.
Susana es una mujer muy atractiva. Está casada con Joaquim, un judío muy rico y de gran influencia. Dos viejos que han sido nombrados jueces en el exilio en Babilonia la desean. Los viejos se ponen de acuerdo para encontrarla a solas y abusar sexualmente de ella. En el momento en que Susana se está bañando, los viejos se lanzan sobre ella. Susana consigue rechazarlos y los viejos, en venganza, la acusan de adulterio. Ella es condenada a morir lapidada pero la intervención del profeta Daniel le salva la vida. Daniel logra que los viejos se contradigan en su acusación y esto libera a Susana.
El momento en que los viejos acosan a Susana ha sido representado en pintura innumerable cantidad de veces. El relato, como pocos, produjo un fuerte impacto sobre los artistas y sobre el público. El erotismo en todas las obras alcanza altos niveles.

B) Parma

En el apogeo del manierismo, se desarrolla en la corte de los Farnesios un grupo de artistas de gran personalidad.
Correggio fue un maestro del escorzo, aprendiéndolo, así como los alardes de perspectiva, de Mantenga y, al conocer el arte de Leonardo, funde ambas experiencias consiguiendo un modo personalísimo de disolver las figuras en el espacio y conseguir la sensación de ingravidez y de vuelo (Ganímedes; Júpiter e Io, Leda y el cisne). Dotado de una extraordinaria sensibilidad y delicadeza casi femeninos, es el pintor de la gracia. Sus niños y adolescentes, de sonrisa insinuantes, y sus figuras femeninas, de blanda sensualidad, reflejan un mundo de placer, refinado sin igual (Virgen del Este). Como pintor al fresco de cúpulas, es un precursor del barroco, por su dinamismo y sentido de la profundidad espacial (Cúpulas de la Iglesia de San Juan y de la Catedral de Parma).

Correggio. Leda y el cisne. Óleo sobre lienzo. Gemäldegalerie. Berlín. 1531-32. 152 x 191cm.

Parmigianino fue discípulo de Corregio, desarrollando originales experiencias en el retrato, en consonancia con el libre juego de la perspectiva y proporción que adoptan los manieristas. La sensualidad de Corregio se convierte en él en algo voluntariamente artificioso y casi histérico. Las formas se alargan desmesuradamente y un tono de refinadísima afección llena sus obras, de elegancia cortesana y artificio distanciador, servido con un colorido exquisito y una técnica perfecta. Su obra más claramente manierista es su Madonna del cuello largo.


En la Virgen del cuello largo (1534-40) de Parmigianino, el manierismo se muestra en las proporciones alargadas, poses muy estilizadas y falta de una perspectiva clara.

La deformación aquí es total y producida principalmente por el dibujo. El niño esta ridículamente alargado y la figura de la Virgen es lo más anticlásico que existe, de cabeza pequeña, cuello desmesuradamente largo y un cuerpo que se agranda progresivamente y vuelve a disminuir en forma de rombo. A la derecha hay un montón de gente y a la izquierda un paisaje infinito y desierto de gente. El punto de vista es muy bajo y así la Virgen aparece monumental ocupando todo el cuadro, como si no tuviera suficiente espacio. La línea serpentinata aparece en el niño y en la Virgen. El concepto de este cuadro era muy revolucionario, sobre todo cuando la gente aún estaba acostumbrada a las formas renacentistas. El color, el dibujo, la composición, todo en esta obra es manierista.

Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 216 cm de alto y 132 cm de ancho. Se calcula que fue pintado entre el año 1534 y 1540, encontrándose actualmente en la Galería de los Uffizi de Florencia, Italia. En el segundo escalón de la columnata está inscrito «Fato praeventus F. Mazzoli parmensis absolvere nequivit».

Se trata de una Virgen con Niño, acompañados por ángeles. La pintura está inacabada debido a la muerte de Parmigianino en 1540. La Virgen se sienta en un alto pedestal y la envuelven ropas lujosas; sostiene en su regazo un Niño Jesús bastante grande. A su derecha son visibles seis ángeles que se agrupan en torno a la Virgen y que adoran a Cristo. El rostro inacabado del ángel en la parte inferior derecha (desde la perspectiva del espectador) puede verse más claramente en reproducciones recientes posteriores a la restauración de la pintura. Además, el ángel en el medio de la fila inferior actualmente mira al jarro que sostiene el ángel de su derecha, en el que puede verse la imagen de una cruz. Antes de la restauración, este ángel miraba hacia abajo, hacia el Niño Jesús. Los cambios que se realizaron durante la restauración probablemente reflejan la pintura original, que debe haberse alterado en algún momento de su historia. A la izquierda de la Virgen hay una escena enigmática, con una fila de columnas de mármol y la figura extremadamente delgada de san Jerónimo. El comitente había exigido una representación de san Jerónimo debido a la conexión del santo con la veneración a la Virgen María. La pintura recibe popularmente el nombre de «Virgen del cuello largo», debido a que «el pintor, en su impaciencia por hacer que la Virgen pareciera graciosa y elegante, le ha proporcionado un largo cuello, como el de un cisne». E. H. Gombrich analiza la composición, indicando que agrupa a varios ángeles a un lado, mientras que al otro está un espacio abierto con la figura del santo, con lo que se refleja la pretensión del pintor de ser poco ortodoxo. Esta composición se aparta de la solución clásica de perfecta armonía y equilibrio.

Parmigianino, perteneciente a la escuela manierista distorsiona la naturaleza para conseguir sus mejores propósitos artísticos. La Virgen no tiene proporciones humanas, con dedos largos y elegantes; y casi tiene el doble del tamaño de los ángeles que hay a su derecha. Es de interés el pie derecho de la Virgen: descansa en cojines que parecen estar sólo a unos centímetros del plano pictórico, pero el pie en sí parece proyectarse más allá de él, y está por lo tanto en «nuestro» lado del lienzo, rompiendo las convenciones de un cuadro enmarcado. Jesús es también extremadamente grande para ser un bebé, y descansa precariamente sobre el regazo de María como si fuera a caerse en cualquier momento.


C) Venecia

La pintura veneciana, en su «escuela» separada, siguió una vía independiente, representada en la larga carrera de Tiziano. Se caracteriza la escuela veneciana por su sensualidad y su cromatismo. Giorgione inició el nuevo estilo, con algunas obras que se podrían considerar manieristas por su artificiosidad y difícil interpretación, como su famosa Tempestad (comentada anteriormente).

El gran maestro de la pintura veneciana fue Tiziano, condiscípulo de Giorgione. Realizó cuadros religiosos como la Asunción de la Virgen, pero notables son también sus retratos como Carlos V a caballo en Mühlberg. Paolo Veronés pintó escenas religiosas enmarcadas en enormes arquitecturas clásicas que anticipan el barroco. Pero el único al que propiamente se puede llamar manierista, de todos los artista venecianos, es Tintoretto, influido por el color de Tiziano y la tensión, las posturas difíciles de Miguel Ángel. Su obra La última cena epitomiza el manierismo al situar a Jesús y la mesa fuera del centro de la habitación.


A pesar de mantenerse al margen de los cambios socioeconómicos y la crisis de la segunda mitad del siglo XVI, y mantener una pintura serena y equilibrada, en Venecia también se puede apreciar el nerviosismo y el desasosiego del manierismo en Jacobo Tintoretto.

Tintoretto, de nombre verdadero Jacopo Comin (Venecia, 29 de septiembre de 1518 - Venecia, 31 de mayo de 1594), gran admirador de Miguel Ángel, fue maestro de las luces violentas, de los contrastes de luz y sombra, de los escorzos, del movimiento tenso, inestable, del paisaje romántico, de la profundidad obtenida mediante la alternancia de diferentes intensidades lumínicas, anticipando alguno de los valores del Barroco, además de ejercer una gran influencia en El Greco.

Alumno de Tiziano aunque no por mucho tiempo, se dice que aprendió de su maestro el arte del color y las sombras. Las relaciones entre Tiziano y Tintoretto fueron distantes a lo largo de su vida, siendo de hecho Tintoretto un admirador profeso y ardiente de la obra de Tiziano, pero nunca un amigo, y Tiziano y sus partidarios le volvieron la espalda. No faltó tampoco una abierta denigración, pero Tintoretto no le prestó atención. No buscó otro maestro, sino que estudió por cuenta propia con celo laborioso; vivió pobremente, coleccionando moldes, bajorrelieves, etc. para practicar con su ayuda.

Se interesó por las corrientes manieristas toscanas, romanas y emilianas, difundidas en Venecia por artistas como Jacopo d'Antonio Sansovino, Francesco Salviati y Andrea Schiavone. Su gran modelo en el dibujo fue Miguel Ángel. Estudió especialmente los modelos de la Capilla funeraria de los Médicis (Florencia): la Aurora, el Día, el Crepúsculo y la Noche.

Su noble concepción del arte y su alta ambición personal quedaron evidenciadas en la inscripción que colocó sobre su taller: «Il disegno di Michelangelo ed il colorito di Tiziano» ("El diseño de Miguel Ángel y el colorido de Tiziano"). Sentía pasión por los efectos de las luces. Hacía figuras de cera de sus modelos y experimentaba con ellas colocándolas en distintos ángulos para ver el efecto de la luz antes de pintarlos. Como resultado de estas pruebas, algunas figuras aparecen en más de una de sus obras, siempre pintadas con diferente iluminación. A veces tomaba como modelos a muertos diseccionados o estudiados en escuelas de anatomía; algunos estaban envueltos en telas, otros desnudos. Con frecuencia trabajaba tanto por el día como durante la noche. Debido a su trabajo, vivía de la manera más retirada, e incluso cuando no estaba pintando solía permanecer en su taller, rodeado por moldes. Aquí rara vez admitía a nadie, ni siquiera a amigos íntimos, y mantenía sus técnicas de trabajo en secreto, excepto para sus asistentes.

En su obra Traslado del cuerpo de San Mateo el fondo arquitectónico sólo es insinuado en trazos esquemáticos.

Se trata de un marco irreal, imaginario y sorpresivo. Hay un cielo de tormenta aborrascado, figuras que huyen de algo frente a las centrales. El colorido es manierista, el cuerpo de cara al espectador siguiendo el gusto manierista, en posición inestable, y todas las figuras concentradas en el lado derecho.

La Última Cena (Tintoretto). (L'ultima cena) 1592-1594. Óleo sobre lienzo. 365 cm × 568 cm. Basílica de San Giorgio Maggiore

La última cena es la última gran obra del pintor italiano Tintoretto, con la que culmina su trayectoria como pintor. Está realizada en óleo sobre lienzo. Mide 365 cm de alto y 568 cm de ancho. Fue pintado en los años 1592-1594, encontrándose en la Basílica de San Giorgio Maggiore de Venecia, Italia.

La última cena es un tema que el artista había trabajado en otras ocasiones, y es clásico en la pintura religiosa católica. Este cuadro, como la Recogida del maná (1594) y La deposición (1592-94), fueron realizados para la iglesia y monasterio de San Giorgio Maggiore, en una pequeña isla de Venecia. Se encuentra en un muro del presbiterio.


Comparar esta obra con La Última Cena de Leonardo demuestra de qué forma evolucionó el arte desde el Renacimiento. En la obra de Leonardo, los discípulos se sitúan alrededor de Jesús con una simetría casi matemática. En las manos de Tintoretto, la misma escena aparece dramáticamente distorsionada, utilizando una muy original perspectiva oblicua. Las figuras humanas parecen abrumadas por la aparición de seres fantásticos. La escena tiene lugar en una taberna sombría y popular, donde las aureolas de los santos aportan una luz extraña que subraya detalles incongruentes. Es una obra oscura, en la que destaca precisamente el tratamiento que hace de la luz. Los rostros de los santos se distinguen gracias a la luz de sus propias aureolas. Hay dos puntos de luz intensa: uno en alto, a la izquierda, y otra la intensa aureola de Jesucristo.

El tono es resueltamente barroco.


Giuseppe Arcimboldo (también escrito Arcimboldi; Milán 1527 - íbidem; 11 de julio de 1593), fue un pintor italiano, conocido sobre todo por sus representaciones manieristas del rostro humano a partir de flores, frutas, plantas, animales u objetos; esto es, pintaba representaciones de estos objetos en el lienzo, colocados de tal manera que todo el conjunto tenía una semejanza reconocible con el sujeto retratado.
Sus obras son muy manieristas, destacándose sus «caprichos» alegóricos, cuadros en los que las naturalezas muertas, los conjuntos de flores, frutas, mariscos o peces, crean figuras simbólicas. En efecto, son retratos pre-surrealistas de cabezas humanas hechas de verduras, frutas y raíces que forman una imagen simbólica y que, aún hoy, crean gran fascinación.

Las extrañas obras de Arcimboldo, especialmente sus imágenes múltiples, fueron redescubiertas a principios del siglo XX por artistas surrealistas como Salvador Dalí. La exposición «El efecto Arcimboldo» que se celebró en el Palacio Grassi de Venecia (1987) incluyó numerosos cuadros de «doble sentido». La influencia de Arcimboldo puede verse igualmente en la obra de Shigeo Fukuda, István Orosz, Octavio Ocampo, y Sandro del Prete, así como en películas de Jan Švankmajer.

Vertumnus (Rodolfo II). Óleo sobre tabla. Castillo de Skokloster. Suecia. 1590. 70,5 x 57,5 cm.

Una serie de artistas manieristas tempranos que habían trabajado en Roma durante los años 1520 huyeron de la ciudad tras el Saco de Roma en 1527. Conforme se dispersaron por el continente en busca de empleo, su estilo se expandió por toda Italia y Europa. El resultado fue el primer estilo artístico internacional desde el gótico.

El estilo se desvaneció en Italia después del año 1580, conforme una nueva generación de artistas, incluyendo a los hermanos Carracci, Caravaggio y Cigoli, pusieron el énfasis en el naturalismo. Walter Friedlaender identifica este período como «antimanierismo», del mismo modo que los primeros manieristas eran «anticlásicos» en su reacción frente a la pintura del Alto Renacimiento.

Fuera de Italia, sin embargo, el manierismo se prolongó durante el siglo XVII. En Francia, el manierismo fue difundido por Rosso Fiorentino, quien fue allí a trabajar en la corte de Fontainebleau. Había sido compañero de Pontormo en el estudio de Andrea del Sarto. Llevó el manierismo florentino a Fontainebleau en 1530, donde se convirtió en uno de los fundadores de la llamada la Escuela de Fontainebleau. También en este palacio real francés trabajó el boloñés Francesco Primaticcio. En la Galería de Francisco I del Palacio de Fontainebleau, Rosso pintó La muerte de Adonis. La influencia de estos artistas italianos hizo nacer la primera Escuela de Fontainebleau, que fue seguida por una segunda, con el flamenco Ambroise Dubois, Toussaint Dubreuil y Martin Fréminet.

Rosso Fiorentino. Detalle decorativo Palacio Fontainebleau.

Otros importantes centros continentales incluyen la corte de Rodolfo II en Praga (Bohemia), centro apasionante del Manierismo internacional. Reunió artistas de diversas procedencias: Hans von Aachen, Josef Heinz el Viejo, el flamenco Bartholomeus Spranger y el milanés Giuseppe Arcimboldo, autor de representaciones fantasiosas a partir de la acumulación de frutas, verduras, etc. A Josef Heinz se debe la Venus dormida (h. 1600) del Kunsthistorisches Museum de Viena.
En Holanda destacan los pintores de Haarlem: Cornelis van Haarlem y Hendrick Goltzius. Es un movimiento totalmente independiente del llamado manierismo de Amberes, anterior e independiente del manierismo italiano, representado por pintores como Jan de Beer o Jan Wellens de Cock. Pintores de la época fueron Pieter Aertsen y Joachim Beuckelaer, que realizaron, como los Bassano en Venecia, escenas religiosas a modo de cuadros de género o bodegones. Pero más propiamente manieristas fueron Jan Sanders van Hemessen, Martin van Heemskerck o Marinus van Reymerswale, que se vieron influidos por las representaciones anatómicas de Miguel Ángel, pero realizadas de manera distorsionada y exagerada.

El manierismo como categoría estilística se aplica en menor medida cuando se habla de la pintura inglesa, pues se prefieren categorías locales como isabelina o jacobea. En Inglaterra trabajó el flamenco William Scrots

En España, pueden ser considerados manieristas, por el momento en que trabajaron, Juan de Juanes, Alonso Sánchez Coello y su seguidor Juan Pantoja de la Cruz, aunque se mantuvieron alejados de las distorsiones italianas. Distintos son los casos de Luis de Morales, entre la pintura manierista y la tradición hispanoflamenca y, sobre todo, El Greco con obras como el Laoconte (1600) hoy en la National Gallery de Washington.

El Greco.
El Greco intentó expresar la tensión religiosa con un exagerado manierismo. Tras la representación realista de la forma humana y la maestría en la perspectiva lograda en el Clasicismo del Alto Renacimiento, algunos artistas empezaron a distorsionar deliberadamente las proporciones en un espacio desarticulado e irracional para lograr un efecto emocional y artístico. Hay aspectos en este sentido en la obra del Greco, como los colores ácidos y discordantes, una anatomía torturada y alargada, la perspectiva irracional, el tratamiento de la luz en sus composiciones abarrotadas, que encajan plenamente en la corriente manierista.

La Trinidad, año 1577 / 300 x 179 cm
Museo del Prado (Madrid)

Esta iconografía cristiana, llamada Compassio Patris, donde el Padre conmovido sostiene el cuerpo del Hijo muerto en la cruz, tiene una simbología eucarística y redentora: la aceptación por parte del Padre del sacrificio de su Hijo para que la humanidad alcance la salvación. Es habitual en esta representación el coro de ángeles como cortejo fúnebre de la muerte de Cristo, un acompañamiento que reforzaba el sentido emocional y que durante el Renacimiento se fue consolidando en esta clase de composiciones.

Para esta composición, el Greco se inspiró en una estampa de Durero, actualmente conservada en la Albertina de Viena. El Greco mantuvo la idea compositiva básica, en primer plano el cuerpo desnudo del Hijo, detrás sosteniéndolo el Padre, a ambos lados el coro de ángeles y sobre ellos la paloma que representa al Espíritu Santo.

El Greco se concentró en las emociones, la serenidad del Hijo, la tristeza del Padre y el desamparo de los ángeles, formándose como señaló Brostein un sentimiento de adhesión entre todas las figuras. Estrechó el formato aumentando y potenciando todas las figuras, especialmente la del Cristo yacente. Cambió la tiara papal del Padre en la estampa de Durero por una tiara bicorne de tipo oriental. Para Pye esta Trinidad debió ser una síntesis de los intereses del comitente y del artista. Mayer señaló el fuerte relieve que se impuso a las figuras.

El Greco en su periodo romano ya había realizado dos versiones del tema de la Piedad, siguiendo la composición de Miguel Ángel. Esta composición y la implicación emotiva de las figuras se parece a esas versiones pero ahora crece el dramatismo y la calidad artística.

El color, aspecto básico del artista, tiene en este cuadro un protagonismo esencial. En esta obra el color lo cuida y elabora mucho más que en anteriores cuadros desarrollando un colorido fresco y claro en la línea de la pintura manierista romana que inspirará toda su obra. Angulo reflexionó sobre la radical transformación en comparación con el colorido veneciano que empleaba hasta entonces en sus obras anteriores: colores plenos, la manera de contraponerlos, el importante papel que adquieren el morado y el amarillo, descubren un sentido cromático totalmente nuevo. Sin embargo otros estudiosos ven en este cuadro asociaciones cromáticas que empleaba la escuela veneciana. Tüngel ve el rojo de Tiziano, la combinación de azul, verde y morado de Tintoretto, el amarillo y verde de Bassano.

No se conservan los bocetos preparatorios que debió emplear el maestro. La prueba radiográfica demuestra una construcción prácticamente definitiva y sin arrepentimientos lo que indica que el pintor tenía la composición muy definida antes de comenzar el trabajo.


Preguntas de aplicación.

1- ¿Cuáles son las principales características del Manierismo? (Menciona al menos 4 de ellas).
2- ¿Cuáles son las principales características de la arquitectura manierista? (Menciona al menos 4 de ellas).
3- Menciona al menos 4 características de la escultura manierista.
4- ¿Qué elementos hacen de El rapto de la sabina una típica escultura manierista?
5- ¿Qué elementos manieristas podemos reconocer el El Juicio Final de Miguel Ángel?
6- ¿Qué elementos manieristas podemos reconocer en la Alegoría del Triunfo de Venus de Bronzino?
7- ¿Qué elementos manieristas podemos reconocer el La virgen del cuello largo de Parmigianino?
8- Compara La última cena de Tintoretto con la de Da Vinci señalando al menos tres diferencias estilísticas entre ambas.